jueves, 26 de enero de 2012

Madres de Plaza de Mayo pedirá la impugnación del juicio contra Baltasar Garzón


La organización que preside Hebe de Bonafini presentará ante la Corte Europea de Derechos Humanos un habeas corpus al que podrán adherir personas y organizaciones sociales a fin de rechazar la "injusta e inmoral persecución" contra el magistrado español. La declaración sostiene que el juicio "agravia a Garzón y a todos los que nos sentimos comprometidos con la defensa de los Derechos Humanos y el resguardo a la supremacía del Estado de Derecho".

A través de un comunicado, la Asociación Madres de Plaza de Mayo consideró que el juicio a Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo obedece a su decisión "como autoridad jurisdiccional competente, de promover el conocimiento y decisión sobre los crímenes de lesa humanidad" cometidos durante ese período.
El repudio impulsado por las Madres sostiene que "la conciencia jurídica universal ha sido ofendida por la inadmisible denuncia" contra el juez español, que ni siquiera fue apoyada por la Fiscalía, "lo que acredita, nuevamente, la absoluta improcedencia de la acusación promovida por nostálgicos del terrorismo franquista".


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Un regreso que se hizo sentir


Por Mario Wainfeld
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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recorrió variados registros, desde el coloquial hasta el institucional, pasando por un repertorio de ironías y dardos. En tres cuartos de hora les facilitó a medios y periodistas un kit de títulos alternativos de tapa. Los más salientes fueron el embate contra las petroleras (a los ojos del cronista el más relevante), la ratificación de la postura sobre Malvinas, el nuevo índice de desempleo, los cuestionamientos a quienes se ensañaron con el “falso positivo”.
Oradora habitual e infatigable, se notó (mostró) que se salía de la vaina por volver al ruedo, por recobrar el centro de la escena y el uso de la palabra. No fue uno de sus discursos más organizados pero le sobró sustancia en el frente económico interno, en el orden internacional... aun para los que miran las peripecias de Palacio. Al fin y al cabo, como ella señaló al explicar por qué no disimulaba su cicatriz en público, la estética la puede pero más la puede la política.
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Está la cosa negra, negra: Nadie duda de que Cristina Kirchner manejó o controló todas las medidas tomadas desde el 4 de enero, que tienen su sello, que conversó día a día sobre ellas. Ayer elogió lo obrado en su (relativa) ausencia respecto de las empresas petroleras y avanzó a niveles inesperados. Fueron muy enérgicas y puntillosas las denuncias a las irregularidades de las empresas, a sus abusos, al perjuicio que causan al funcionamiento de la economía nacional. Resultó aún más drástica la mención al patrimonio público, a la existencia de concesiones (pasibles de revocación) y la comparación de un presunto expolio actual con el del oro o la plata siglos atrás. Los concesionarios, del otro lado del mostrador, deberán poner las barbas en remojo: las advertencias fueron de todo menos ambiguas o tibias y el apercibimiento severo por demás.
Ese fue uno de los tantos pasajes en que la expositora apeló a ayudamemoria escritos para emitir cifras con precisión. El detalle de los cuestionamientos certifica que hay una voluntad firme de pulsear con las petroleras. Evitar sus abusos (“avivadas”) será una prioridad. Es imaginable un reproche retroactivo al Gobierno: no haberse percatado antes o haberlo tolerado, por negligencia o por haber privilegiado otras variables. Lo cierto es que, ahora, el tópico se torna central: el Gobierno “cambió de pantalla”, adviene otro escenario.
Cristina refutó a sus críticos: la “sintonía fina” no es (ni será) ajuste, prometió. En este conflicto, se trata de evitar demasías de los concesionarios. La finalidad es correcta: bajar el gasto estatal superfluo no para frenar el crecimiento o la incitación a la demanda sino para hacerlo más eficiente. O sea, robustecer la “caja”, con una provisión más racional de recursos. El desafío es conseguirlo, más vale.
La entidad que dio la Presidenta a la pulseada y el peso de los antagonistas (grandes corporaciones multinacionales) auguran una de las pujas centrales para los próximos tiempos. Su resolución no ocurrirá en el plano retórico sino que se medirá en resultados. Contra lo que se sugiere por ahí “la gente” no vota discursos sino, esencialmente, realizaciones.
El anticipo del índice de desempleo, los “bocadillos” que glosaron los anuncios provenientes de distintas provincias, sirvieron para un clásico K: la profusión de indicadores socio económicos. Ese rumbo se sostendrá, predicó la Presidenta.
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El Reino (Unido) del revés: La oradora es afecta a los guiños, a la esgrima, tanto como (desde hace algún tiempo y cada vez más) a los deslizamientos personales o emotivos. A veces sofrena sus ímpetus, porque el tema, a su ver, lo amerita. Sin ir más lejos, el tramo referido a Malvinas fue el más contenido del discurso, seguramente por su impacto y por la necesidad de mantener clara la estrategia. La Argentina quiere discutir el tema con la ley internacional en la mano, lejos de toda fantasía bélica y aún del exabrupto. Hay que reconocer que el primer ministro británico David Cameron es un instigador a la chicana fácil: que los ingleses denuncien colonialismo es como si Hitler denunciara antisemitismo. Cristina Kirchner resistió la tentación, subrayó el afán pacífico de Argentina, su pertinaz apego a la legislación y su peregrinar por los organismos internacionales.
En la referencia a la guerra de 1982, la descalificó como un manotazo de ahogado de la dictadura para disimular el terrorismo de estado y su aciaga política económica. Y trazó un cierto parangón entre los gobiernos argentino y el de Margaret Thatcher: ambos forzaron el combate como recurso para su política local.
En promedio, el planteo presidencial es una política de Estado democrática, con instrumentos acordes y sin ninguna nostalgia ni indulto para la aventura bélica inducida por los genocidas.
Levantar el secreto oficial sobre el llamado “Informe Rattenbach” (el único anuncio estricto de ayer, aunque la mención a las concesiones es una señal de aquéllas) no develará una primicia. La base de su contenido se conoce y alimentó todos los cuestionamientos al accionar militar en las islas. Pero el informe jamás fue publicado oficialmente íntegro. La acción simbólica de revelarlo formará parte de los debates que acompañarán el trigésimo aniversario de esa guerra que jamás debió emprenderse.
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Falsos positivos, buenas y malas ondas: En el principio y el final de la exposición, la Presidenta agradeció a quienes la acompañaron, curaron y dieron ímpetu antes, durante y después de la operación de la tiroides. Los rezos, los cuidados profesionales y personales de médicos y enfermeras, el “aguante” de la militancia juvenil, el apoyo de “los trabajadores más humildes” encabezaron la lista de caricias. Los reproches recayeron en quienes distorsionaron la información. Cristina contó que los médicos que la atendieron se asombraron por la magnitud de las falsedades, un modo de sugerir que ella está acostumbrada.
Con la cicatriz a la vista, explicó que la ostentaba porque de lo contrario “Clarín hubiera dicho: a ésta no la operaron”. La frase será socorrida durante semanas o meses. El uso que el multimedios haga de ella y de la imagen de la cicatriz seguramente valdrá para sopesar si la hipótesis presidencial es muy traída de los pelos o bien creíble. Hagan juego, lectores.
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Ausencias y presencias: Para el balance, esta vez los empresarios “cobraron” mucho más que los dirigentes sindicales. La única recriminación para estos fue no haberse pronunciado contra la cartelización de las petroleras. Las paritarias, la puja distributiva, la acción directa generan broncas tonantes en la Casa Rosada pero ayer de eso no se habló. Los silencios tienen su elocuencia, así fuera transitoria.
Como es de estilo, hubo alusiones personalizadas para algunos funcionarios, Amado Boudou y Guillermo Moreno se llevaron las palmas. Al vicepresidente le agradeció el reemplazo y subrayó que todo funcionó mucho y bien durante la licencia. Al Súper Secretario lo describió mordazmente como “un príncipe” comparando sus métodos con los de agencias estatales italianas que allanaron una megacalificadora de riesgos.
En la recorrida temática, que acompañó mayormente con sonrisas, la Presidenta se permitió un retruécano sobre la polisemia de la expresión “perforó el siete”, referida al índice de desempleo.
Mentó versos de, al menos dos canciones. “El reino del revés” al que eligió como hilo conductor, aunque lo refirió especialmente al gobierno británico. Y, acaso no deliberadamente, citó “el amor es más fuerte” para reseñar la puja entre querían que saliera bien de su operación y quienes le prodigaban malas ondas.
El discurso de la reaparición fue, pues, un “Cristina auténtico” que desatará las consabidas oleadas de plácemes y réplicas enfurecidas. La oposición (a la que se fustigó por no haber criticado la cartelización de las petroleras y acaso debió reconocérsele el acompañamiento sobre Malvinas), las ONG ambientalistas (recriminadas por no oponerse a la predación de los ingleses en el Atlántico Sur), Clarín y algunos comunicadores recogerán los guantes que le arrojó. Pensarán ponerla en descubierto, los apologistas de la mandataria dirán que se enfrascaron adonde ella los condujo.
Esa comidilla mediática, ciertamente buscada, no abordará lo principal del discurso. La Presidenta emite señales para gobiernos extranjeros y empresas poderosas, reivindica el modelo, define a qué llama “sintonía fina”, describe logros del “modelo”. En esas variables finca su legitimidad, que también sostiene debatiendo con sus adversarios, estratégicos o tácticos. Hizo agenda, que es lo que pretendía.
Su legitimidad futura, como la que se ganó a pulso en las urnas, no dependerá de las polémicas de estas horas sino del modo en que concrete los rumbos que enunció. El relato no es el pilar de la autoridad, aunque sí una herramienta para construirla.

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miércoles, 25 de enero de 2012

Escuela pública para todos


Por Alberto Sileoni *
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Hace unos días se difundió un informe que da cuenta de un aumento en la matrícula de los primeros años de la educación primaria en escuelas de gestión privada. Ese informe, elaborado exclusivamente sobre una muestra de hogares urbanos, exige una mirada más integral. Si analizamos todo el país –ámbito urbano y rural– tarea que hizo nuestro ministerio, podríamos observar que el número de alumnos en los primeros años de escuelas privadas se incrementó en cinco puntos porcentuales respecto a 2003.
La decisión de las familias de inscribir tempranamente a sus hijos en la educación privada tiene varias causas: amplios sectores de la sociedad argentina mejoraron su situación económica y eligen la escuela privada, que, en principio, les garantiza un servicio constante con escasas interrupciones. A pesar de que en 2010 y 2011 se cumplieron los calendarios escolares, es cierto que la escuela pública, sobre todo la secundaria, aún no revierte su imagen de institución atravesada por conflictos constantes.
Lo que no es cierto, y los datos lo demuestran, es que exista una migración de la escuela de gestión estatal a la privada. Más aún, los datos indican que la matriculación en la educación privada cae sensiblemente luego de los primeros grados, indicando un pasaje en sentido contrario: de la educación privada a la estatal.
Hay coincidencia de que en los últimos años, la escuela pública argentina mejoró significativamente en las condiciones materiales (libros, netbooks, infraestructura) y en los resultados de los aprendizajes. En el Operativo Nacional de Evaluación de secundaria el 73 por ciento de las escuelas eran de gestión estatal.
Es cierto también que en los últimos tres años la matrícula del nivel secundario estatal aumentó un 2,3 por ciento mientras que en el sector privado ese incremento fue de 0,2.
En síntesis: aun cuando no falte razón a aquellos que adjudican una mayor constancia de las clases en las escuelas de gestión privada, también es cierto que la escuela estatal muestra hoy condiciones significativamente mejores que las de años atrás y que volvió a ser una opción valiosa para una mayoría de la población.
A los imaginarios instalados, por razones o por conveniencias, hay que desterrarlos con políticas activas. A los esfuerzos hechos por la Nación y las provincias debe sumarse el compromiso de los docentes con la tarea de enseñar y la necesidad de que las familias se involucren más en la educación de sus hijos, asegurando que vayan a clases y exigiendo que esas clases sean dadas.
En esta nueva etapa de gobierno, en la que la Presidenta nos propone nuevos objetivos y desafíos, uno de ellos es profundizar la recuperación de la escuela gestionada por el Estado y seguir trabajando por consolidar su prestigio. Que la escuela pública vuelva a ser elegida, que haya clases todos los días y todas las horas del año.
Tal vez sea el momento de establecer mecanismos que generen una mayor presencia de los docentes en las aulas y una mayor presencia de las familias en la escuela, fortaleciendo la convicción de que para educar a un niño necesitamos del esfuerzo y compromiso de todos.
Como lo señala nuestra Presidenta, es hora de que la sociedad entera, funcionarios, empresarios, docentes y familias, asumamos el lugar privilegiado que tiene la escuela para el acceso de nuestros niños y jóvenes al conocimiento, que es el mismo camino del acceso a la justicia y a la igualdad.
* Ministro de Educación de la Nación.


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“Macri va en contra de su propio bloque”

Cuando calienta el sol > Daniel Filmus, senador por el Frente para la Victoria


Por Julián Bruschtein
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“Lo que se ve es un claro desprecio por las instituciones”, señaló el senador Daniel Filmus ante la decisión del gobierno de Mauricio Macri de vetar un centenar de proyectos de ley que habían sido aprobados en la Legislatura porteña. En diálogo con Página/12, el ex candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad sostuvo que la política desplegada por Macri en lo que va de su segundo mandato contiene una “sistemática desvalorización de la Legislatura” y que “va en contra de su propio bloque”: no sólo porque fueron dadas de baja normas que el PRO había votado, sino porque también en el Congreso “adhirieron a dos leyes nacionales que fueron vetadas en la ciudad”. Además, destacó sobre el tema Malvinas que “como en el caso de Palestina en la Unesco, con la presión diplomática coherente al final llega un momento que se expresa con algún triunfo”.

–Macri vetó cerca de cien leyes en el tiempo que lleva al frente de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo se interpreta tanta recurrencia al rechazo del trabajo legislativo?

–Lo que se ve es un claro desprecio por las instituciones. Contabilizamos 97 vetos y esto ya no quiere decir que de repente hay una ley que se analizó mal en la Legislatura y entonces el Ejecutivo la veta. Acá la gran mayoría de los vetos han sido votados por el propio partido de Macri, el PRO, entonces se ve una cuestión sistemática de desvalorización de la Legislatura. Claramente, como sucede en el Congreso, si son leyes que implican recursos o implican políticas puntuales, el bloque del oficialismo lo consulta con el gobierno porque no tiene ningún sentido que el oficialismo vote una ley que después obligue al Ejecutivo a vetarla.

–Algunos de los proyectos vetados tienen un fuerte contenido social...

–Todo tiene que ver con la falta de sensibilidad social que tiene este Gobierno de la Ciudad, porque muchas de las leyes vetadas están vinculadas con población con necesidades especiales, y cuyo costo es mínimo. Pero esta situación llega a tal punto que, en este año, hay dos leyes vetadas que el PRO las apoyó a nivel nacional. Es decir, son adhesiones a leyes nacionales que el macrismo votó: una es la de restringir la venta de medicamentos en las farmacias y la otra es la información respecto de la gratuidad de los pasajes para personas con discapacidad. Ahora, esto quiere decir que este derecho lo tienen todos los habitantes del país menos los porteños, porque el Estado vetó la ley que habían votado a nivel nacional.

–¿Existe una matriz política común entre los vetos y la decisión abrupta del aumento del subte?

–La falta de sensibilidad social. Por supuesto que se hubiera necesitado un tiempo como marca la ley, con las audiencias públicas y con el debate tarifario en la Legislatura, habría quedado claro que la responsabilidad del aumento era del Gobierno de la Ciudad. Está claro que aprovecharon el momento de la transferencia para que quede en las sombras quién es el culpable del aumento de las tarifas.

–Usted es presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado. ¿La decisión del Mercosur en bloque de no aceptar barcos con bandera ilegal de Malvinas enojó tanto a los británicos?

–Lo que uno lee en los diarios británicos es que fue muy fuerte la decisión de los países del Mercosur de no permitir el ingreso con la bandera ilegal de Malvinas. Fue una decisión muy fuerte que ellos no esperaban y hay que resaltar que lo firma la sexta economía del mundo (por Brasil). Otro hecho impactante y que se subestima muchas veces es que en la Celac hay varios países del Commonwealth (ex colonias inglesas) que en estos momentos están firmando la declaración para que Inglaterra se siente a dialogar en las Naciones Unidas. Hay un cierto crecimiento en la conciencia general de que Argentina deja atrás esa imagen de los militares, la forma en que el dictador Galtieri dispuso la invasión para recuperar las Malvinas, y se fortalece la de la democracia que tiene treinta años con una política de Estado trabajando en dirección a una recuperación por la vía diplomática, y esto reconocido además por Estados Unidos.

–El gobierno más conservador de los últimos años en Inglaterra sumado a la crisis económica es un combo complicado para Argentina...

–Algo tan burdo como acusar a Argentina de colonialista y subir tanto la apuesta para que ocupe primera plana en los diarios no es casual, están buscando que también sea un tema de discusión pública para desviar la mirada de la crisis. Pero hay un cerco diplomático a favor nuestro que va creciendo y que uno lo puede ver. Como en el caso de Palestina en la Unesco: esta presión diplomática constante y coherente al final llega a un momento que se expresa con algún triunfo.


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martes, 24 de enero de 2012

El veto como estilo de gobierno

Cuatro consultores analizan las razones por las que la gestión de Macri ya revocó más de cien leyes


Los analistas políticos consultados estiman que no hay una estrategia detrás del recurso de Macri a vetar leyes, incluso las votadas por el bloque PRO, sino que la opción revela una “fuerte centralización” y un liderazgo que excluye los consensos.

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Mauricio Macri lleva 91 vetos firmados y otra decena fue avalada por sus eventuales reemplazantes.
Un liderazgo sin construcción de consensos; un estilo de gestión con fuerte centralización en el Ejecutivo; una muestra de ejercicio de la autoridad y la decisión. Página/12 dialogó con consultores y analistas políticos para saber por qué el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, vetó, en lo que va del mes, 13 leyes sancionadas por la Legislatura, el 90 por ciento votadas por sus propios legisladores e incluso varias presentadas por integrantes del bloque PRO. La consultora Doris Capurro y los analistas Hugo Haime y Ricardo Rouvier coincidieron en que, si bien los numerosos decretos que salieron entre diciembre y enero con el objetivo de dar de baja distintas iniciativas legislativas no forman parte de una estrategia, sí dan cuenta de la construcción de un tipo especial de liderazgo y un estilo particular de gestión. En cambio, Sergio Berenstein, de Poliarquía, consideró que los vetos forman parte de la dinámica institucional del país. Ninguno de los especialistas consultados consideró que los vetos puedan impactar sobre la imagen de Macri, ni sobre los niveles de adhesión a su gestión.
Los vetos del gobierno de Macri, desde el 10 de julio de 2007 hasta hoy, llegan a 101. De ellos, 91 fueron firmados por el propio jefe de Gobierno y el resto, quienes ocuparon la vicejefatura durante sus ausencias. Debido al alto número de leyes que se aprueban en las últimas sesiones del año, los meses de enero y febrero son los más proclives a los vetos. En enero de 2010, con 17 vetos, Macri batió el record de los jefes de gobierno en el uso de ese recurso que le da la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. A punto de comenzar su segundo mandato, Macri se encuentra a dos vetos de alcanzar al ex jefe de Gobierno y actual legislador, Aníbal Ibarra, quien se fue de su gestión en marzo de 2006 con 93 vetos.
Una ley que regulaba la compra y la instalación de videocámaras; la creación de la carrera de técnico superior en emergencia médica; una ley que encomendaba el uso del sistema Braille en las planillas de los trámites administrativos porteños; la creación de un comité contra la tortura y otro de seguimiento de la seguridad pública; la creación de un registro de ex presos políticos; un sistema de becas para estudiantes secundarios; una oficina contra la trata de personas; la convocatoria a foros de seguridad pública. Esos son algunos de los proyectos legislativos –los dos últimos, promovidos por dos legisladores de su bloque– vetados a lo largo de la gestión de Macri. ¿Por qué?
“Por un lado –respondió Doris Capurro– es un acto de autoridad, que aunque va a contramano del mandato institucional de que debería haber pocos vetos, tiene un valor positivo en el ejercicio de la autoridad que sí es demandado por la dirigencia política. Es decir que hay dos miradas: una donde la ciudadanía quiere lo políticamente correcto, que implica que no haya decisiones arbitrarias, y a la vez una mirada de admiración al ejercicio de la autoridad y la decisión.”

“Poca fe”


Para Ricardo Rouvier, en cambio, el exceso en el uso de la facultad que tiene el Ejecutivo para vetar muestra un estilo de gobierno más que un tipo de liderazgo. “La característica general de los vetos de Macri es que corresponden a un estilo de gobierno en el cual quien está al frente del gobierno tiene poca fe en el debate legislativo y no se siente respaldado del todo por su bloque. Es la misma poca fe que muestra tener con las comunas”, afirmó el consultor. Para caracterizar el “estilo de gobierno” de Macri, Rouvier fue sintético: “Fuerte centralización en el Ejecutivo”, aseguró. “Tiene mucha más fe en su decisión que en el papel que puede cumplir el debate”, agregó.
Hugo Haime, por su parte, consideró que el uso de la herramienta constitucional del veto da cuenta de un estilo de gobierno a la vez que de un tipo de liderazgo. “Hay una forma de Macri de pensar las cosas, y él está dispuesto a llevarlo adelante. Un ejemplo claro de esto es el aumento de la tarifa del subte en más del ciento por ciento sin aumentos intermedios. Es un estilo de gestión que la gente avala”, aseguró. “Se juntan los equipos, se toma la decisión: no hay una discusión antes”, agregó. Para Haime, en esa forma de decidir hay una manera de construir liderazgo que excluye la formación de consensos. Sin embargo, según el analista, esta forma no sería exclusiva del macrismo: “En la Argentina, ¿qué liderazgo construye consensos?”, se preguntó Haime.
Consultado por este diario, Berenstein consideró que el uso frecuente de los vetos es “una dinámica institucional” de escala nacional, y por lo tanto “es irrelevante quién lo hace”. “Es bastante común que en el Parlamento haya una dinámica autónoma y después el Ejecutivo termine ejerciendo un veto por una cuestión de razones no previstas en el ámbito legislativo, que es una esfera bastante autocontenida y que, a diferencia del Ejecutivo, tiene poca apertura a los actores sociales”, explicó.

Cuestión de imagen


Todos los analistas coincidieron en que el record de vetos de Macri no afectará sobre su nivel de adhesión, su imagen positiva, ni la evaluación de su gestión. “En general, uno no esperaría que tenga ningún impacto. Los temas institucionales, tanto a nivel nacional como local, tienen bajo nivel de resonancia. Le importan sólo a un público superinformado, ‘el circulo rojo’, pero no tiene eco en el gran público”, aseguró Berenstein.
De acuerdo con los análisis de Capurro, Macri tuvo un momento histórico de aceptación y aprobación de su gestión e imagen positiva en julio de 2011. “A partir de ese momento, Macri sufre un sostenido descenso, con lo cual tiene un volumen de adhesión estabilizado en torno de los niveles históricos. Este descenso no es atribuible a los vetos, porque hasta que los mismos no sean vividos o experimentados, no impactan en la esfera pública sino que rebotan en una esfera más política e institucional”, aseguró la consultora.
“La gente evalúa a sus gobernantes por la gestión”, aseguró Haime acerca del posible impacto de los vetos. “Macri tiene un piso de 40 puntos, y los niveles de adhesión andan por ahí. Las cosas que repercutan en su imagen van a ser los grandes temas de la ciudad, como el subte. Los temas legislativos no pesan en la formación de opinión”, agregó.
Rouvier consideró que el nivel de impacto de los vetos sobre la imagen de Macri será muy bajo, aunque su detectó una “contradicción” con el discurso público del líder en torno de la institucionalidad. “Macri debe saber, a través de mediciones, que el costo es mínimo. A partir de los vetos, muestra un desacuerdo y una decisión ejecutiva muy fuerte, que es contradictoria con lo que él le reclama al gobierno nacional. Les dice que el Parlamento es una escribanía y termina efectuando un abuso del veto que Cristina (Fernández) no ejerce.”
Informe: Sol Prieto.
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lunes, 23 de enero de 2012

Los vínculos del PRO con la barra brava de Chicago que atacó el Hospital Santojanni

CONDONACIÓN DE DEUDA Y BENEFICIOS PARA LA INSTITUCIÓN


Publicado el 22 de Enero de 2012
Ritondo celebró el triunfo del presidente del club que tomó licencia luego del escándalo con los violentos. El rol del vocal Marcelo Morales.
 

Detrás de la guerra que libraron esta semana las dos barras enemigas del club Nueva Chicago, dentro del Hospital Santojanni existe una delgada línea de conexiones que desembocan en los comisarios de la Policía Federal del distrito, los principales punteros de la zona sur porteña y los partidos políticos de la Ciudad. Dentro de esa galaxia de relaciones inconfesables, el club que cumplió su primer siglo el 1 de julio de 1911, tiene una serie de lazos, muy estrechos, que llegan hasta la puerta del vecino más poderoso y ambicioso del barrio de Mataderos: el actual vicepresidente primero de la Legislatura Porteña Cristian Ritondo.
El hombre, ex viceministro del Interior de Eduardo Duhalde, pasa por un mal momento con el club de sus amores, especialmente desde que la guerra eterna entre los barras de Los Perales con sus enemigos de Las Antenas se cobró un muerto. Desde entonces, sus asesores le recomiendan no volver a mencionar su pasión por Nueva Chicago y, para garantizarlo, amputaron de su cuenta oficial de Twitter la última expresión de júbilo que Ritondo hizo pública sobre su club. Fue el 4 de diciembre, durante el cierre de las elecciones internas del viejo club de Mataderos. “Querido creo que otra vez estamos ganando con cerca del 65 por ciento. Mi amigo Fusca se impone en el Torito de Mataderos”, twitteó exultante el legislador y luego aclaró: “Mi cantidato en el Torito. Ganador.”
En ese momento a Ritondo le faltaban 48 horas para asumir como vicepresidente 1º de la Legislatura y, gracias a ese intercambio de 140 caracteres que mantuvo con el encuestador Artemio López, hizo pública una trama que lo vincula con las barras más duras del sur porteño. Ese 4 de diciembre, Fusca había ganado la interna del “Torito” con la lista “Esperanza Verde y Negra”. Luego de ganar las elecciones del club, Fusca comenzó una campaña para sumar socios que todavía se ve en el barrio: “Ponete la camiseta, hacete socio. Apoya Ritondo”, dicen, todavía, algunas paredes cercanas a la Avenida de Los Corrales.
Por esos días, el objetivo de Fusca y Ritondo consistía en sacar al “torito” del olvido y aprovechar el envión que el diputado había cosechado un mes antes, cuando logró que todos sus colegas aprobaran la condonación de las deudas del club con el Estado porteño y extendieran el derecho de posesión sobre los terrenos públicos del club por 20 años más.
Con ese viento a favor, Fusca trató de reunir a las dos barras antagónicas que terminaron a los tiros, con un muerto en el medio y dentro de un duelo criminal que siguió en el Santojanni. Desde entonces, Ritondo censuró su pasión por el Torito. A su alrededor dicen que no es conveniente que el virtual presidente del viejo Concejo Deliberante porteño quede vinculado a una pelea entre barras y mucho menos, que se conozca su relación con Marcelo Morales, el socio Nº 40.477 del club. El hombre es vocal titular de la gestión de Fusca, reporta a la nómina de hombres del diputado y en julio de 2008 fue filmado por una cámara oculta, mientras cobraba dinero por alquilar ilegalmente el Parque de la Ciudad. Por esos días, “el chino Morales” era el director del viejo Interama y había llegado al cargo gracias a los buenos oficios de su jefe político que ahora tiene un nuevo sueño: olvidarse de Nueva Chicago, al menos por un tiempo.  
TIEMPO ARGENTINO

Las razones de Macri para vetar

Año 5. Edición número 192. Domingo 22 de enero de 2012

El uso sistemático de este instrumento le sirve para quitar subsidios, consolidar su base social y distraer a la oposición.
Esquizofrenia política. De las 97 normas vetadas, 90 fueron aprobadas por el PRO. (TELAM)

El miércoles a la tarde, varios actores, músicos y escritores comenzaron a llamarse por teléfono sorprendidos. El Boletín Oficial de ese día consignaba que el proyecto que había obtenido 45 votos a favor, cero en contra y cero abstención, había sido vetado por el jefe de Gobierno Mauricio Macri. Lo que más llamó la atención de los artistas es que se trataba de un subsidio mensual y vitalicio para ganadores de diversas distinciones que el propio Ejecutivo habitualmente otorga.
Dos días después, nueve proyectos aprobados durante la maratónica última sesión de 2011 también fueron vetados. Chau a los tratamientos de fertilización asistida para los afiliados a Obsba (la obra social de los empleados municipales); adiós a la regulación para comercializar precursores químicos; hasta siempre a la creación del Centro de Documentación del Bicentenario; bye bye al Congreso Pedagógico de este año; minga a destinar el edificio de Gascón 123 como vivienda social; alpiste para la Asociación de Síndrome de Down, que esperaba unos fondos extra; ni ahí a la creación de un fondo fiduciario para pymes; sigan participando para la empresa recuperada Cefomar, que quería quedar amparada por la ley de expropiación; olvídense de los subsidios anuales a la Junta de Estudios Históricos de diferentes barrios de la ciudad.
Estos nueve, más los dos que se habían conocido previamente, elevaron la cifra de vetos a 97, por lo menos hasta el cierre de esta edición, según habían contabilizado en el despacho de Daniel Filmus. De esos 97, hasta ahora se publicaron 92 en el Boletín Oficial. La cifra total abarca los cuatro años de gestión del Ingeniero. Más allá de los números, el empleo de los vetos no es indiscriminado y al analizarlos en conjunto se hace evidente el sentido político que los motiva, más allá de la aparente debilidad irrefrenable, casi compulsiva, por vetar.
Los peones y el Rey. Un primer análisis tiene que ver con su metodología política. El verano es, como todos los veranos desde que Macri asumió, el momento propicio para vetar. Ya es rutina y tiene causas políticas. A fin de año, la oposición y el oficialismo negocian –rosquean– varios proyectos. Se hacen acuerdos, se va al recinto y se vota. Pero después se veta y se caen las negociaciones hechas. Con lo que el macrismo logra hacer pasar “sus” leyes y voltear las de la oposición. La utilización de este recurso exaspera a los opositores ya que no es “uso y costumbre” negociar durante meses –a veces, años– y que después se caiga todo mediante los vetos. No es una conducta típicamente política. Quizá sea una lógica de negociación empresarial.
La gimnasia de negociar-votar-vetar explica por qué de los 97 vetos que el Ingeniero impuso a otros tantos proyectos, 90 habían sido aprobados por el oficialismo en el recinto y que, objetivamente, ubicarían al PRO como una suerte de bloque opositor al macrismo. Sólo en siete casos de los vetos hubo coincidencia de pensamiento y acción entre los ediles y su rey.
Los legisladores del oficialismo asumen ese costo, ya que los números que demuestran la mecánica de votar a fin de año y vetar a principios del siguiente son contundentes: en 2012 ya se vetaron diez proyectos. Durante 2011, el 70 por ciento de lo vetado se realizó durante el verano. En 2010, entre enero y febrero, se derribaron 23 iniciativas sobre un total de 36 anuales. En 2009, casi el 50 por ciento de lo vetado fue con altas temperaturas y en 2008 una cifra similar. La coincidencia en el tiempo demuestra que hay una conducta previamente pautada. La mecánica de negociar-votar-vetar se va incrementando, lo que evidencia que para Macri es una herramienta bastante cómoda. Habría que esperar para las próximas semanas nuevos vetos que superen récords si se tiene en cuenta el peso político simbólico que le brinda el 64 por ciento obtenido en las elecciones.
Al mismo tiempo –interpretan operadores de la legislatura consultados–, Macri sabe que gracias a esos vetos, cuando se reanuden las sesiones, buena parte de la oposición dedicará tiempo y energía para insistir con las ideas rechazadas. De manera indirecta, logra embarullarlos con pequeños conflictos que individualmente no cobran trascendencia y cuyo costo político es mínimo.
Sin embargo, la compulsión por el veto tiene implicancias más estratégicas que el muñequeo en el palacio legislativo y que nítidamente evidencia la concepción ideológica del jefe de Gobierno.
Los contenidos de la lapicera. ¿Es cierto que Macri veta todo lo que tenga que ver con equiparación de derechos o cuestiones vinculadas con lo social? No, no es cierto. Sólo veta lo que se vincula con cuestiones sociales si representan gastos del presupuesto, así sean unos pocos pesos. Las quitas de los subsidios a la Apdh del 13 de enero de 2010, la anulación de ayudas habitacionales una semana antes o la derogación de aportes financieros a la Asociación de Síndrome de Down del jueves pasado son montos mínimos para el presupuesto anual de 32.700 millones de pesos. Sin embargo, sirven como medida “ejemplificadora” y demostrativa de que supuestamente no hay recursos. Aquí se ubica en sintonía con buena parte de su base social que considera injusto usar –gastar– plata en rubros vinculados a la equidad social. Quitarles subsidios a las empresas recuperadas, rechazar la constitución de foros de seguridad pública, vetar una ley que daba recursos a las comunas, intentar que caiga la construcción de una escuela en lo que fue la Mansión Seré o rechazar la creación de un Comité Contra la Tortura y Otros Tratos Crueles, tiene como víctimas a sectores con los que él nunca va a congraciarse. Esos vetos no tienen ningún costo político, y si para colmo hay que “darles plata” para que lo critiquen, entonces carece de sentido en la lógica de la actual administración.
Por la negativa, también se puede ver cómo los vetos apuntan generalmente a las leyes sociales que generan gastos, y no “molestan” si son declaratorias de derechos.
Por citar un solo ejemplo, el Ingeniero civil no vetó la ley marco que presentó la legisladora de Nuevo Encuentro Gabriela Cerrutti y que crea un Sistema Único de Garantía de Derechos Sociales. Una norma que articula y ayuda a coordinar diversos sectores de la administración pública referida a la ayuda social.
Macri es consciente de que quienes se opongan a sus vetos serán sectores cuya queja y reclamo ayudará a darle más consistencia con su base social porteña y reconocerse en ella.
Flojos de papeles. Hay que señalar que algunos vetos obedecen a que las iniciativas sancionadas tienen vicios de forma. Hay casos en que el articulado es impreciso, tiene contradicciones o directamente es inaplicable. Las flaquezas de un proyecto sirvieron como excusas para que el jefe de Gobierno usase su lapicera. Pese a esto, “todo es cuestión de voluntad política ya que se aprobaron normas de una imprecisión asombrosa”, dice la secretaria parlamentaria de un jefe de bloque opositor.
Pasar en limpio los rubros por donde anda la lapicera del veto arroja como resultado que el principal aspecto que le preocupa al jefe de Gobierno es el espacio público, luego los derechos humanos, defensa del consumidor, comunicación social, trabajo, vivienda y planeamiento urbano.
Laboratorio legislativo
El veto es una facultad que tiene el Poder Ejecutivo. No tiene efectos jurídicos concretos ya que no hay aún una ley, “no anula” como sí
es el caso de la derogación. Un proyecto sancionado cobra fuerza de ley cuando es promulgado por el Ejecutivo. Cuando la iniciativa es votada en la Legislatura, hay 10 días hábiles para que sea enviada al despacho del jefe de Gobierno. Si el alcalde la veta vuelve a la Comisión de Asuntos Constitucionales de la legislatura. Si se quiere insistir en su sanción definitiva, deberá contar con una mayoría de dos tercios, algo casi imposible para la oposición.
MIRADAS AL SUR

domingo, 22 de enero de 2012

“Exageré parte de mi personalidad”


¿qué fue de tu vida?, con charly garcía


Publicado el 21 de Enero de 2012
 
El músico fue el invitado de lujo del ciclo de entrevistas conducido por Felipe Pigna en la TV Pública. Aseguró que “el idealismo, el amor y el público”, le permiten mantener la lucidez y habló sobre el tango y Los Beatles.
  La edición 2010 del ciclo de entrevistas ¿Qué fue de tu vida?, (jueves a las 22:30 hs por TV Pública) que conduce el historiador Felipe Pigna tuvo un invitado de lujo: Charly García.
Distendido y con muchas ganas de hablar, el músico recordó varios momentos de su carrera, del país, y sobre todo, explicó cómo fue su relación con la música. “Mi profesora era muy buena conmigo, muy exigente y demasiado mística católica, el mensaje era un poco “se llega a través del sufrimiento”. Entonces yo hacía cosas raras como lastimarme un poco para tocar mejor, cuando llegué a una edad, me di cuenta que eso no era cierto y elegí a Los Beatles”, comenzó García para arrancar la velada que duró 90 minutos.
Durante la charla, una de las cosas de las que más habló el músico fue sobre el cuarteto de Liverpool y el significado que tuvo esa banda en su carrera. “Escuché el sonido en la radio o en la televisión y me dije ‘Dios mío, esto es música clásica pero con otros instrumentos!’”. Según Charly, ese fue el puntapié para conocer otros grupos, como The Byrds, liderado por Roger McGuinn, con quien García tocó hace unos meses en la Argentina. “De chico soñaba que tocaba con Los Beatles y con este señor (Roger Mc Guinn) y es increíble que te toque cumplir el sueño a las 60 años”
Además, contó cómo fueron sus años en la escuela y la primera formación musical Sui Generis. “En Vida (el primer disco del dúo que integró con Nito Mestre) no me habían pasado tantas cosas, un poco inventaba para hacer las canciones, pero en ‘Confesiones de invierno’ yo ya estaba muy hippie, y me empezaron a pasar cosas y eso está en las canciones”.
El músico relató su fugaz paso por un partido político. “Por un mes fui del PCR. El líder de mi grupo era David Viñas pero hablaba cosas que yo no entendía. Me aburrí mucho. Los partidos políticos no me interesan mucho.”
El tango también tuvo su espacio en la charla entre Pigna y Charly. “Sí, me gusta el tango, Gardel me parece un marciano, pero no me gusta como suenan los discos de tango. Cuando recuerdo un tango en mi cabeza siempre suena mejor que en el disco.”
“¿Qué música escuchás?”, le preguntó Pigna, y el músico afirmó que lo último que escuchó fue Nirvana. “Escucho cosas viejas, Nirvana es lo último que me pegó. Ojalá vuelva el vinilo porque tiene un sonido incomparable. El sonido del disco digital no parece un disco. Creo que hay una falta de idealismo, todo pasa por la  plata. Hoy son todos nerd con máquina pero para mí no es música, la música es ritmo, armonía y melodía, y eso sólo es ritmo”, explicó Charly.
El músico hizo referencia al momento en que tocó en Plaza de Mayo durante la asunción de Cristina Fernández de Kirchner. “Me parece que fue una concentración de gente pero no con la misma gente de siempre, era algo realmente popular, había muchos chicos, me encantó.”
La última parte fue la más interesante. “Me percibo tocando en teatros, tratando de escapar de los clichés del rock. Hay grupos que arengan a la gente y pareciera que la gente es la que compuso el tema y no ellos”, manifestó. 
“¿Cómo se hace para mantener la lucidez después de una vida tan agitada?”, preguntó Pigna con demasiada timidez. “El idealismo, el amor y el público. Creo que a veces exageré parte de mi personalidad, que no era la más linda, pero nunca estuve loco”.
El programa tuvo 1,7 de rating durante su emisión y en la página web de la Televisión Pública <www.tvpublica.com.ar> se puede acceder a la entrevista entera.  

TIEMPO ARGENTINO

La naturaleza es sabia


Por Mario Wainfeld

“La naturaleza es sabia”, pontificó Hugo Cettour, ministro de Salud de Entre Ríos, para justificar su decisión de no intervenir en el terrible caso del embarazo de una nena de once años. El cronista es partidario de moderar la adjetivación sobre personas, pero el criterio no es extensivo a frases-comportamientos de funcionarios públicos. Las palabras, o más vale, la conducta del funcionario son indignas, impiadosas y necias. La naturaleza (a menudo también la sociedad) tiene una tendencia al darwinismo, que la acción humana (las políticas públicas especialmente) aspira a anular o atenuar. La eventual cesárea, el tratamiento psicológico a la menor, la virtual entrega en adopción no son creaciones de la Madre Natura, sino de los seres humanos. La monogamia, las restricciones a la promiscuidad, las diversas formas de cuidado sexual no están inscriptas en el mundo natural y, se supone, Cettour ha de estar a su favor. También, se confía, será partidario de las vacunas, de la asepsia hospitalaria, de la anestesia o los antibióticos entre tantas interferencias de la civilización en el devenir natural.
El deplorable ministro, que es médico y fue director de hospital, sanatea para no mandar al frente a su cosmovisión, que en este caso desampara a la chica, en aras de la posición confesional (filo integrista) de las autoridades.
También es criticable el estridente silencio del usualmente poco visible ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur. Un pseudofederalismo, que afortunadamente el Gobierno no practica como costumbre, pretende ser excusa, sin conseguirlo.
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El juez supremo Eugenio Raúl Zaffaroni, en una recomendable columna publicada en Página/12, explica que el delito de aborto está despenalizado en los hechos. Son contadísimos los casos que llegan a los tribunales. Hay (glosa el cronista) una suerte de derogación tácita en los hechos, “desuetudo” se la apoda en jerga. El fracaso de la regla legal da cuenta de su anacronismo.
La aplicación del artículo del Código Penal que autoriza, como excepción, abortos se dificulta por la floja redacción de la norma. Aun poniendo entre paréntesis el ya impostergable debate parlamentario sobre la despenalización del aborto, el Congreso debería ponerse las pilas y clarificar ese artículo, en consonancia con la interpretación y la jurisprudencia no confesional, que son mayoritarias. La mayoría que logró el Frente para la Victoria en las elecciones le impone el deber de emprolijar la legislación con tono progresivo, algo que está a su alcance y que interpela a su responsabilidad social.
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Un fallo del Superior Tribunal (ST) de Chubut, en otra historia de aborto no punible, está a estudio de la Corte Suprema, desde hace bastante más de un año. Sus Señorías son magnánimas con sus propios plazos, pero están próximas a decidir. La sentencia que abordarán autorizó el aborto de una adolescente violada por su padrastro. Hay algunas contingencias diferentes a lo sucedido en Entre Ríos, las similitudes son mayores: la pobreza extrema, la carencia de capital cultural y redes de la familia, una desprotección que se acentúa y que jamás roza a otros estratos sociales. La Corte escoge, en asuntos que conmocionan a la opinión pública, casos cuyas características refuercen el mensaje de sus sentencias. En este juicio hay una historia repetida, un problema social extendido, con una resolución ejemplar.
El expediente recorrió todos los despachos, la mayoría respectiva se irá formando. En nuestro sistema legal el fallo no es coercitivo para otros tribunales u otros litigantes. A despecho de esas restricciones, urge una señal de la Corte (que es mucho más seria y progresista que la media de los jueces argentinos) como referencia, como prueba de que los poderes del Estado no se lavan las manos.
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Ni Cettour ni los irresponsables médicos que desatendieron a la menor son los primeros profesionales que burlan su responsabilidad. El fallo del ST de Chubut cuestiona procederes semejantes. “El cumplimiento de las normas jurídicas es un deber del profesional (de la salud) y su incumplimiento es susceptible de sanción legal”, puntualizó, agregando que “los casos de abortos no punibles son uno de los tantos componentes del servicio de salud”. Servicio negado a la menor, pobre, mujer y violada, revictimizada por las instituciones.
Las campanas doblan por los médicos, también por el Poder Judicial. El ST de Chubut dejó constancia de que había graves deficiencias técnicas en los recursos que le elevaron el expediente. En ocasiones tales, los magistrados pueden declarar “desierto” el recurso por carencias de los profesionales. No lo hicieron porque privilegiaron su deber de hacerse cargo, de atender a un asunto de gravedad institucional: el sentido del deber prevaleció sobre el ritualismo forense. El juez de Entre Ríos Raúl Tomaselli dio un ejemplo clavado en contrario. Una gambetita ritual y se eximió de comprometerse.
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Jueces y funcionarios como Tomaselli y Cettour sobreabundan. El derivado –como escribió la magistrada y jurista Aída Kemelmajer de Carlucci– es que el sistema “penaliza la pobreza y no la interrupción del embarazo”.
La destacable cobertura de este diario y en especial las notas de la colega Mariana Carbajal lo remarcaron. El cronista, desde su ángulo, añade un granito de arena. Lo que está en juego no es la naturaleza sino el apego a la ley, flojita pero vigente. También el proceder correcto de los profesionales de la salud. Y, en un sentido más amplio, la política o la presencia estatal, herramientas que (bien blandidas) mitigan las de- sigualdades y tutelan a los que menos tienen.
En este caso, chocante a carta cabal, hablamos de una criatura de once años y las palabras empiezan a sobrar.

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sábado, 21 de enero de 2012

¿De qué hablamos cuando hablamos de Justicia?

Viernes, 20 de enero de 2012

Por Mempo Giardinelli


En mi reciente libro, Cartas a Cristina, dedico un capítulo al lamentable estado de la Justicia en la Argentina. Algunos amigos, juristas que respeto, consideraron que el texto es excesivamente duro y me cuestionaron ciertas “generalizaciones”. Y puede que tengan razón, no obstante lo cual el estado de la Justicia en nuestro país no deja de ser calamitoso.
Ahí está esa esposa de gobernador que se habría cargado al marido de un balazo. Por celos, por desplazamiento del rol de primera dama, por cuernos o lo que sea, todas las crónicas y testimonios describen un balazo en la cara y a pocos centímetros, cuando el tipo estaba acostado. Emoción violenta o no, si hay solamente dos personas en un ambiente y una de ellas muere de un tiro sin que haya entrado un tercero, etcétera, etcétera. Desde Edgar Allan Poe sobra buena literatura al respecto.
Pero llevamos casi tres semanas viendo un trato que no tendría nadie que no esté vinculado con el poder. Vemos un supremo rionegrino que debió por lo menos callarse la boca. Vemos la falta de jueces definitivos y abogados que cuentan con ventajas que ya quisieran sus colegas en cientos de otros casos. Basta leer las notas de Raúl Kollmann en este diario.
Todo eso no es más que el enésimo botón de muestra de un sistema de Justicia que se acerca a lo deplorable. Hace poquito, en La Plata hubo un horrible cuádruple crimen, con un claro sospechoso, y en Lincoln fue asesinado un chiquito llamado Tomás, todo indica que a manos de su padrastro. En ambos casos lo que parecía estar clarísimo se oscureció. Como el caso de otro chico, Gastón Bustamante, y luego el de la maestra Silvia Prigent. En todos, el sistema, con su infinito laberinto de chicanas, más parece que en lugar de hacer justicia hace agua por todos lados.
Hay cientos de otros casos similares en todo el país: el asesinato de Manuel Roseo en el Chaco, hace un año; o hace cinco el nunca esclarecido de Nora Dalmasso en Río Cuarto; o el ya delirante affaire García Belsunce, que parece magullado a pitutazo limpio.
Hay un común denominador: pésimas investigaciones policiales, sumarios lentos y “empiojados”, dudosos sorteos de juzgados, demoras inexplicables, recursos infinitos y fuegos artificiales tan mediáticos como vergonzantes. La mayoría de los casos termina en previsibles e indignantes “faltas de mérito”, condenas risibles o fallos absurdos como en el caso reciente de la mujer que, con su marido enfermo, cayó en manos de usureros que la desvalijaron, cobrándole intereses hasta del 680 por ciento. En primera instancia se condenó a los usureros, pero la Cámara de Apelaciones modificó el fallo con el argumento de que la mujer no fue forzada y entonces la culpa era de ella misma. Los usureros aún celebran.
Las injusticias se cuentan de a miles, y son cada vez más irritantes. Ya es obvio que en la Argentina la Justicia es para los giles, los ladrones de gallinas y los pibes chorros. No es exageración: hay unos 30 mil presos sólo en la provincia de Buenos Aires y, aunque la ley lo prohíbe, el 93 por ciento de los jóvenes presos estuvo dentro de una comisaría, el 22 por ciento en celdas con mayores de edad.
La capacidad de alojamiento del sistema penitenciario es de 15.600 plazas, pero en marzo de 2011 había 26.971 presos en 55 cárceles, y otros 2433 en más de 300 comisarías. La violencia interna es impresionante: 585 casos mensuales. En 2009 hubo 117 muertes en las prisiones bonaerenses, y 133 en 2010. Las condiciones son infrahumanas porque allí rige todavía el sistema instaurado por el genocida Ramón Camps durante la dictadura. La tortura sigue siendo práctica generalizada: submarino seco, picana eléctrica, palazos, manguerazos y el aislamiento como castigo son prácticas vigentes. El 25 por ciento de las mujeres sufrió agresiones y, en la Unidad de Melchor Romero, el 60 por ciento de las detenidas denunció ataques físicos por parte del personal.
Todo está documentado en la Comisión Provincial por la Memoria.
Si se piensa en los tres pibes militantes asesinados en Rosario, en el caso de los qom de Formosa o incluso en la nunca aclarada desaparición de Julio López luego de ser testigo de cargo, no es descabellado concluir que la Justicia es un desastre, y los juristas no tendrían que ofenderse cuando se dicen estas cosas. Que saben mejor que nadie.
Y el poder político tampoco, porque todo el cinismo, hipocresía, dobles mensajes y corrupción que inficionan al Poder Judicial en su conjunto están dañando las bases de la República. Cuestión, por cierto –y también hay que decirlo–, de la que casi ningún “republicano” de la oposición dice ni jota.
Hace años escribí en otro libro, El país de las maravillas, algo que también fue criticado: “Restaurar una Justicia confiable es urgente y es posible, sobre todo si la planteamos desde una perspectiva moral antes que política (...). La depuración tiene un único camino: replantear el funcionamiento de la Justicia en todos los fueros, en todo el sistema, con bases nuevas, claras y limpias, y tribunales examinadores irreprochables. Quizás, incluso, esa depuración requiera una medida extrema, casi quirúrgica, que desde 1995 he propuesto pública y reiteradamente: considerar la declaración en comisión de todo el sistema de Administración de Justicia”.
Está claro que es una medida riesgosa –en 1949 se practicó y con resultados discutibles–, pero algo habrá que hacer. Porque a nuestra Justicia ya no la salvan los honrosos tribunales, jueces, fiscales y funcionarios que hoy son excepción, ni los irreprochables abogados y juristas decentes que todavía hay en esta República. No alcanza con ellos. Como no alcanza con algunas buenas intenciones que mostró el kirchnerismo al mejorar el sistema con más presupuesto, informatización y refacciones edilicias.
En Pergamino, un agente de seguridad hiperceloso conmina al novio de su hija –un chico de 16 años– a salir por la ventana, y acaso lo golpea y lo arroja. El chico cae desde un sexto piso y muere. Y en Río Negro, el juez Chirinos dice que “lo presionan” para que meta presa a la primera dama presunta asesina, como si no hubiera sospechas suficientes. Y el gobierno santafesino “pide” a la Justicia que restrinja las “salidas transitorias” que se conceden a represores como Víctor Brusa. Y hay más y más, haciendo obvio que no impera la Justicia.
La frutilla del postre es el proxeneta y ex agente de la SIDE Martins, denunciado en este diario por su propia hija Lorena, que reclama infructuosamente el apartamiento del juez Oyarbide por ser amigo de su padre, lo cual es por lo menos altamente probable. Todos sabemos que se trata de uno de los delitos más repugnantes del mundo, sobre el cual la Justicia argentina tiene una larguísima historia... de silencio e ineptitud.
¿De qué exageraciones hablamos, entonces?

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miércoles, 18 de enero de 2012

Las nets no sirven para hacer asado


A cuenta de una experiencia directa en La Matanza de instrumentación del programa Conectar Igualdad, en conjunto con áreas de Salud y Desarrollo Social locales, Christian Dodaro reflexiona sobre las políticas públicas en las que el cruce entre comunicación y educación permiten promover la participación y acceso de los sujetos y sobre las posiciones de los intelectuales ante la nueva coyuntura de intervención.

Por Christian Dodaro *
 
Sobre el final de noviembre del año pasado, casi en el cierre del ciclo escolar en la provincia de Buenos Aires, llegué a una escuela media de La Matanza, ubicada detrás del Hospital Paroissien. En ese lugar se llevaba adelante el cierre de Adolescencia Plena, un programa de promoción de derechos de adolescentes impulsado por las secretarías de Salud, Desarrollo Social y Educación municipales. Más de 50 escuelas y alrededor de 2200 chicos y chicas de los tres cordones del distrito más grande del conurbano se juntaron en un colegio, en medio de un barrio de monoblocks y casas bajas, a compartir experiencias y perspectivas de trabajo sobre sus derechos a la salud, problemas de violencia de género y agresión entre pares y consumo de sustancias, entre otros.
Los trabajos presentados fueron el corolario de lo tratado en clase durante el año. La mayoría de las producciones se realizaron en formatos audiovisuales y radiales registrados y editados con las netbooks que entrega el Ministerio de Educación a través del programa Conectar Igualdad.
Los pibes y pibas matanceros contaban, en esas producciones, sus problemas cotidianos a través de la puesta en juego de sus sensibilidades, sus tiempos, sus voces, sus entonaciones y sus cuerpos. Además, tomaron contacto con los artificios audiovisuales y radiales y desde la práctica concreta desnaturalizaron la recepción de los medios masivos, desde los cuales en muchos casos se los estigmatiza.
Ahí estaba el cierre de un año, de una política pública que trabajaba intersectorial e interdisciplinariamente y desde distintas escalas. Ahí estaban los pibes y las pibas de La Matanza como protagonistas.
Mientras los medios masivos y algunos académicos sólo cruzan al conurbano en búsqueda de zanja-pasillo-y-guiso, los videos nos mostraban paisajes, calles, sentimientos y estéticas propias del conurbano. Tal vez no sean estéticas vanguardistas las que hayan influido en los audiovisuales, pero por ahí, luego de devaneos y transformaciones, alguna cosita einsesteiniana se vea en ellos.
Es lo malo del populismo, vuelve incómodos los puntos de vista. Obliga una y otra vez a pensar en la intemperie y nos invita a pensar con los otros, en lugar de pensar por los otros.
Mientras algunos, que se resisten a renunciar a su lugar como faros de lo bueno y lo bello para entender la existencia de los sujetos optan por falsas dicotomías, o por meras escalas de grises, los pibes y pibas matanceros producen sus propios discursos y los hacen circular. Los maestros y maestras y los trabajadores y trabajadores de salud de La Matanza se involucraron con los sentimientos, las necesidades, en las complejidades y en las contradicciones en las vidas de pibes y pibas.
Desde una perspectiva que entienda de forma relacionada la comunicación y desarrollo, estas iniciativas se comprenden como acciones dirigidas a quebrar el ciclo de la pobreza.
Ante estas acciones y políticas es necesaria una apuesta por la complejidad. Ya no se trata de preguntar qué se mezcla en la mezcla, sino cómo lograr que los sectores populares puedan meter la cuchara.
Es eso o, tal como plantea Pablo Semán, caer en el legitimismo. En la demagogia para los que aspiran, en la reverencia al poder. Algunos siguen pensándose como guardianes de las llaves, pero de lugares a los que no queremos entrar... caminamos por la calle... y a ellos les molesta.
Pero entonces, ¿ésta es una práctica de comunicación popular? ¿O mera acción demagógica? Por suerte las nets no sirven para hacer asado.

* Licenciado en Comunicación UBA.
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La educación, la política y la economía



Si la política marca la cancha y la economía se sujeta a dichas reglas es posible que la educación pueda ser pensada como política de estado, de mediano y largo plazo y no como torneo corto.
  Podríamos afirmar, desde un vasto espectro de posiciones ideológicas que la economía no sobredetermina a la educación pero sí la condiciona de manera gravitante. Dicho de otro modo, las variables de la economía de un país limitan el funcionamiento del sistema educativo, especialmente de la escuela pública, inserta en un sistema capitalista desigual e injusto por naturaleza.
Desde que tengo uso de razón (tengo 42 años) la economía es el DT y pone a la política en la cancha según sus criterios. La escuela, a remolque de ambas, hace décadas que juega en una especie de torneo corto, y casi siempre pelea la promoción e incluso el descenso.
Desde 2003, en forma sostenida y creciente existe un proceso de reposicionamiento de la política recuperando su centralidad para producir cambios. Durante los ,90 se instaló y logró ponerse de moda cierta noción antipolítica que se niega a reconocer la dimensión antagónica que constituye “lo político”. Y entonces todo aquello ligado a “la política” viene cotizando muy bajo hace años, gracias al discurso “neutral” y “científico” de los economistas neoliberales y también por mérito de muchos políticos, y de todos los colores.
Volviendo a la metáfora deportiva, en estos años se produjo un cambio fundamental, no sólo de jugadores sino de estrategias de juego. Lo político es aquello que marca la cancha, cómo, cuándo, dónde y con quiénes se juega. Cuando me recibí en la facultad de Ciencias de la Educación (mitad de los ’90) recuerdo que muchos ministros o funcionarios de educación eran economistas, y más allá de las fuertes críticas de una porción de la sociedad, aquello parecía algo tan natural como el aire que se respiraba, parte de un sentido común privatista, que veía allí una versión eficiente y modernizadora de la empresa, de la escuela, del Estado.
También en los ’90 naturalizamos la idea de calidad educativa sólo pensando en resultados, cuantificables, fomentando una especie de darwinismo escolar, en la competencia que anula al otro a través de la supervivencia del “más apto”. Enalteciendo lo privado como la nueva autopista por donde circula el “profesor último modelo”, o el empleado del mes que no importa si se hace preguntas porque sólo está para la demanda del cliente. Autopista que pasa por arriba de esa vieja avenida pública en la que el docente se embotella y nada funciona. Calidad educativa que embalsama los datos sin atender las condiciones que posibilitan llegar a ellos y mucho menos los contextos en que se producen.
Sin dudas, la universalización de la matrícula escolar es un irrenunciable ligado a la inclusión, pero el desafío democratizador más difícil y necesario consiste en acortar la brecha entre los que ingresan y los que egresan, una vez transcurrida una cohorte escolar, especialmente en la secundaria. Sin duda es central que ingresen todos, pero la sintonía fina tiene que ver no sólo con incluir sino especialmente con la manera en que se incluye. Será un reto para evaluar la escuela no sólo el dato de quién ingresó sino el que nos dé pistas sobre la calidad de su tránsito por la escuela y el dato con la respuesta del que egresó pero nunca imaginó que iba a terminar.
El sentido que marca la ley de educación nacional (2006), los 6,42% del PBI en educación, la apuesta a la educación técnica, las netbooks para los adolescentes de las escuelas públicas, la AUH, entre otras políticas de estado, son claras señales de un cambio de rumbo, de una decisión firme vinculada a mejorar la educación y la inclusión social. Los resultados que arroja la evaluación censal que difundió el Ministerio de Educación sobre el desempeño de los alumnos del último año de todo el país en cuatro áreas del conocimiento, van en ese sentido, reafirmando, no sin inconvenientes, que se puede reconstruir aquello que fue salvajemente volteado. La política económica ha mejorado algunas condiciones de vida de buena parte de los alumnos y alumnas de nuestras escuelas, que requieren sin dudas ampliarse y consolidarse y en este sentido no es otra cosa que comenzar a restituir las bases necesarias para que la escuela pueda concentrar su apuesta al mejoramiento de la enseñanza y el aprendizaje, hacer efectiva la justicia curricular, que no es otra cosa que una distribución más justa de lo que se enseña y aprende, priorizando a aquellos que vienen postergados hace décadas. Concentrar esfuerzos en la sintonía fina implica situar el desafío en la mejora de la enseñanza como ejercicio de responsabilidad y presencia adulta, ética y política, ante las nuevas generaciones.
Si la política marca la cancha y la economía se sujeta a dichas reglas es posible que la educación pueda ser pensada como política de estado, de mediano y largo plazo y no como torneo corto, o asunto del gobierno de turno. De esa forma, es posible que Manuel, Violeta o Margarita que empezaron la sala de cuatro, primer grado o la secundaria en 2003, pasados los 12 años estén sumándose por vez primera en su familia a una universidad, o al mundo del trabajo y un rato después asomen sus hijos, que si crecen en una casa más digna, con más y mejor trabajo, libros, netbooks y demás, es probable que redoblen su apuesta por más y mejores sueños.

TIEMPO ARGENTINO

domingo, 15 de enero de 2012

Bajo el signo de la igualdad


Eduardo Jozami *


Cuatro años atrás, Carta Abierta nació de un gesto dramático, la convocatoria para una urgente respuesta a la ofensiva de las patronales agropecuarias y los medios que no disimulaban su propósito de llevarse puesto al gobierno de Cristina Kirchner. La importante adhesión mostró que muchos compartíamos esa sensación de angustia frente al insólito avance de un discurso que negaba el rol del estado y condenaba a priori cualquier impulso de redistribución.
Desde entonces, el cambio ha sido vertiginoso hasta llegar a la situación actual caracterizada por la hegemonía kirchnerista en lo político y cultural. El mérito es para un gobierno que aguantó el acoso y –gesto inédito en la política argentina– contestó el hostigamiento con la profundización de su proyecto, pero no puede negarse que Carta Abierta prestó también su modesta contribución.
Confieso que he utilizado con cuidado el término hegemonía, porque lo que celebramos como producto del mayor consenso social con el gobierno y el incremento de su influencia política, como prueba de la debilidad argumental de la oposición y sus voceros mediáticos, es señalado por otros como una perniciosa tendencia del oficialismo a imponer un “relato disciplinador y engañoso”, utilizando –entre otros recursos no menos repudiables– la “inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad. (Manifiesto de Plataforma 2012).
En estos días, dos nuevos agrupamientos de intelectuales hicieron su presentación, lo que debe saludarse y anuncia futuros debates. El texto dado a conocer por uno de ellos, titulado Argumentos, hace aportes interesantes y manifiesta notables coincidencias con Carta Abierta, particularmente en lo que hace a la valoración del cambio operado desde el año 2003. También los señalamientos críticos sobre la acción de gobierno coinciden, en general con la mirada de nuestra reciente Carta 11. Es previsible con ellos un intercambio provechoso.
El otro nucleamiento, de un claro perfil opositor al actual gobierno, es el ya citado Plataforma 2012, en el que revistan algunos escritores y artistas muy valiosos. Este grupo hizo una presentación menos amigable, cuestionando duramente la ingenuidad de los análisis justificatorios que atribuyen a los intelectuales nucleados en Carta Abierta, a los que no vacilan en calificar –contra toda evidencia– como voceros del gobierno.
La caracterización del momento político iniciado en el 2003 es, sin duda, el eje de nuestra polémica con este sector de intelectuales. Plataforma critica algunas políticas y actitudes oficiales y le bastan esas críticas para señalar como rasgos definitorios de la hora actual la impunidad de los gobernantes y la represión generalizada de la que hace responsable al gobierno nacional. Enfatizando que nos hallaríamos ante un nuevo ciclo de violaciones a los derechos humanos, el grupo no considera relevantes los juicios a los responsables del terrorismo de estado, ignora la fuerte presión social que resistió el gobierno de Néstor Kirchner negándose a reprimir los cortes de calles de los piqueteros y desconoce la decisión con la que el fallecido ex presidente impulsó el juzgamiento de los responsables del asesinato de Mariano Ferreyra.
No consideran tampoco necesario mencionar la drástica y virtuosa alteración de rumbo de la política exterior argentina y las consecuencias sociales de medidas tan significativas como la sanción de la Asignación Universal por hijo. Lejos de valorar los resultados de estas y otras políticas sociales, los integrantes de Plataforma consideran que se han profundizado las desigualdades en la sociedad argentina (artículo en la web de Maristella Svampa y Roberto Gargarella, firmantes del manifiesto de Plataforma 12). No sólo desconocen, de este modo, los cambios tan significativos en los indicadores económicos sociales del país, informados por la Cepal hace pocos días, sino que no se preocupan en explicar de qué modo se compadece ese supuesto proceso de creciente desigualdad con medidas como el matrimonio igualitario o la sanción de una ley de medios que abre inéditas posibilidades para una pluralidad de voces.
Los desacuerdos respecto a la valoración del proceso iniciado en el 2003 se solapan con otra discusión no menos importante. El llamamiento de Plataforma señala que algunos intelectuales respetables –queremos creer que se refieren a Carta Abierta, aunque el elogio no es sino el pie necesario para el cuestionamiento posterior– se han metamorfoseado abandonando la mirada crítica. Es evidente que para los integrantes del grupo existe una incompatibilidad absoluta entre la función de intelectual crítico y la adhesión a cualquier gobierno. Quien adoptara esta última postura estaría dimitiendo de la independencia que se espera del intelectual, renunciando al privilegio de ser el enunciador de un discurso experto e incontaminado para degradarse en el pantano de la política.
No aceptamos esa idea sobre el rol del intelectual. No nos consideramos parte de un grupo privilegiado que tendría la función de decir lo que no pueden decir otros. No habría nada más escandaloso ni mejor modo de profundizar la desigualdad –sugiere Jacques Ranciere– que otorgar a un grupo de personas la capacidad exclusiva de pensar. Los integrantes de Carta Abierta somos intelectuales políticos, comprometidos o militantes, como se prefiera, no porque nos nucleemos para mostrar a través de la crítica nuestra amplitud de miras, ni para hacer alardes de nuestros saberes, sino porque queremos intervenir decididamente en una coyuntura política en la que se juega la suerte de un proyecto que está transformando el país. No formábamos parte de ninguna corporación de intelectuales preexistente: nos constituimos como tales cuando salimos a decir lo que creíamos necesario y nos comprometimos a hacer política ejerciendo la reflexión, el debate y la crítica. No porque esas prácticas nos caractericen como grupo intelectual sino porque son herramientas imprescindibles en la constitución del gran movimiento político y social necesario para sustentar el ciclo kirchnerista y profundizarlo bajo el signo de la igualdad.
* Miembro de Carta Abierta.

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viernes, 13 de enero de 2012

Macri, tintorerías y prostíbulos

Aníbal Fernández: “Macri aparece en una situación comprometida”






















El senador calificó de “bochorno superlativo” la denuncia que vincula al jefe del pro con una red de trata


Cuestionó el silencio del gobierno porteño frente a las acusaciones de la hija del zar de la prostitución. En el expediente se menciona la complicidad de varias dependencias de la Policía Federal en la protección a los locales.
  El senador kirchnerista Aníbal Fernández calificó ayer de “bochorno superlativo” la denuncia radicada en la justicia federal que afirma que la red de trata y prostitución presuntamente comandada por el ex agente de la SIDE Raúl Martins Coggiola, hizo aportes a la campaña electoral de Mauricio Macri. En ese marco, el ex jefe de Gabinete reclamó al alcalde porteño “dar las explicaciones del caso”, tras las revelaciones de Lorena Martins –hija de quien está señalado por regentear siete prostíbulos en el área metropolitana y en México– que asegura tener en su poder correos electrónicos donde se mencionan aportes en efectivo al PRO, con nombres y contactos.
“El silencio no es bueno cuando se denuncia a un proxeneta que financió su campaña y ninguno ha dicho nada ni se hace cargo de dar una explicación”, aseguró Fernández. El senador oficialista consideró que “no es saludable que el jefe de la Ciudad sea casi un buen amigo” de una persona acusada de trata de personas. En ese sentido, se lamentó de que “Macri no ha dicho una sola palabra” sobre el caso, que hasta última hora del miércoles mantuvo en vilo a la plana mayor del PRO que se reunió para evaluar el escenario. Fernández aprovechó para fustigar a la oposición, porque “tampoco piden explicaciones”, en relación con el silencio de sus principales referentes “sobre un posible socio de alguien que comete un delito tan deleznable como es la trata de personas”. “Macri aparece en una situación comprometida”, insistió el senador bonaerense, quien también fue el único oficialista en pronunciarse.
En tanto, Tiempo Argentino tuvo acceso a parte del material anexado al expediente que también señala en las complicidades policiales al ex comisario Carlos Buscaglia, el cual en una de las imágenes posa junto a José Alejandro González, señalado como uno de los que distribuían el dinero de Martins para la cobertura de los prostíbulos. Buscaglia se desempeño en Seguridad Personal, el área de la Federal que controlaba los cabarets hasta fines de los ’90. Puntualmente, la denuncia establece que la 19ª, la 38ª y la 50ª eran las dependencias de la Federal que protegían a los locales –inscriptos bajo el nombre de testaferros– a cambio de pagos mensuales. Sergio Maldonado, relevado de la 19ª por la ministra de Seguridad Nilda Garré, y que también se desempeñó en el área sustracción de automotores y en investigaciones preventivas de la PFA, fue uno de los policías acusados por Lorena Martins como vinculados a su padre. También mencionó al actual titular de esa comisaría, Gerardo Fabián Galli como quien continúa recibiendo los pagos y al ex comisario de la 38ª, Roberto Cabrini.
Además, se anexaron las denuncias realizadas a través del sistema informatizado de la Agencia Gubernamental de Control sobre el local de Anchorena 1119, hasta donde quedaban inconclusos, rebatiendo la única comunicación emanada por la administración PRO el miércoles. Allí afirmaban que los cinco locales denunciados se labraron actas menores pero que estaban en condiciones.
El fiscal Gerardo Pollicita recomendó al juez Ariel Lijo que le tome declaración a la hija de Martins por el tenor de la denuncia que vincula a la red con pagos a la Policía Federal y a agentes de la SIDE, además de los funcionarios municipales que responden a la estructura del PRO. Lijo está subrogando el juzgado de Norberto Oyarbide durante la feria, tras el sorteo de la Cámara Federal que le asignó el caso.<
 
TIEMPO ARGENTINO