jueves, 31 de enero de 2013



Excesos



Por Bernardo Kliksberg *
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Taro Aso es el ministro de Finanzas del nuevo gobierno conservador del Japón. Declaró (25/1/13) que hay que cambiar el sistema médico de manera que “se mueran pronto” muchos de los pacientes terminales que utilizan “el dinero del gobierno” para sus caros tratamientos. Llamó a los enfermos como “la gente del tubo”. Claro, él tiene asegurada su atención. Es multimillonario y su conglomerado familiar tiene 70 empresas, desde minas hasta un banco.
John Mackey es el presidente de la exitosa empresa Whole Food, que vende alimentos orgánicos a precios altos. The New York Times le preguntó (20/1/13): “La gran queja sobre su empresa es cuán cara es, ¿por qué no bajan los precios para hacer más felices a los clientes?” Contestó: “La gente siempre se queja de que los precios son altos... La gente no está históricamente bien informada acerca del precio de los alimentos. Gastamos solo cerca del 7 por ciento de nuestro ingreso disponible en alimentos; 50 años antes era el 16”. No es el caso del 50 por ciento de la población del planeta, que gasta más de la mitad de sus ingresos en alimentos.
Mackey sorprendió diciendo que el gobierno de Obama era fascista, por su ley de reforma de la salud. Ya en 2009 se opuso duramente a la ley, y entonces algunos consumidores de Whole Foods organizaron boycotts. Que la ley posibilite dar seguro de salud a 35 millones de personas que no tienen ningún seguro sería para él “fascismo”.
Estados Unidos está conmocionado por el asesinato de 20 niños y 4 educadores de un jardín de infantes en Newtown. Fue posible matar a tantos inocentes antes de que nadie pudiera intervenir porque el asesino portaba un arma de guerra que se vende sin ninguna traba y puede disparar 1000 balas por minuto. Era del mismo tipo de las utilizadas en Columbine, donde se asesinó a 12 jóvenes y un profesor (1999), en la matanza de 33 estudiantes en el Virginia Tech (2007) y en el asesinato de 12 personas en un cine en Aurora (2012).
The New York Times (27/1/13) muestra cómo la industria de armas, ante la declinación de la venta de armas deportivas, redobló sus estrategias de marketing para vender armas a los niños. Entre ellas, “regalar armas de fuego, municiones y dinero a grupos juveniles, debilitar las regulaciones estatales sobre la caza por niños, mercadear rifles estilo militar a buen precio para ‘jóvenes tiradores’, patrocinar competencias de tiro con armas semiautomáticas para jóvenes, desarrollar un videojuego que promueve las marcas de armas, con enlaces a las páginas de sus fabricantes”.
La lista de “excesos” en el capitalismo salvaje puede continuar.
Están los Fondos Buitre a la cabeza, la implacable industria del tabaco, el mayor asesino mundial según la OMS, los laboratorios, hoy con demandas masivas por haber ocultado la información sobre los efectos graves para la salud de medicamentos que eran “buen negocio”, los expendedores de comida rápida repleta de grasas ultrasaturadas, que generaron una epidemia de obesidad infantil, y hay mucho más. Son expresiones de hasta dónde puede llevar la “codicia desenfrenada”, como la llamó Obama, y la ausencia de un Estado regulador que defienda el interés colectivo.
Cuando aparece la ortodoxia económica, lo califica de “invasor” a “restrictor de las libertades individuales”, pasando por “fascista”.
¿Hay reacción?
Sí, creciente. Varias ONG suizas organizan la entrega anual de los “Premios Ojos Públicos” a las empresas más irresponsables del planeta. Lo acaban de ganar Goldman Sachs y Shell. Según informa ServiMedia de España (27/1/13), la primera por “su papel dentro de la actual crisis financiera”, la segunda “por su presencia en situaciones controvertidas como es la explotación comercial de las reservas petroleras aprovechando el deshielo que se está produciendo en el Artico”. Había otros candidatos.
Uno de los costos de la irresponsabilidad es, en el caso de los bancos, la degradación de la confianza, central para su operación.
Edelman (2013) realizó una encuesta a profesionales exitosos, ubicados en el 25 por ciento más rico, que siguen las noticias. Cuando se les pregunta “¿Ud. cree que lo que los bancos hacen es correcto?”, contestan afirmativamente sólo el 15 por ciento en Irlanda, el 22 en España, el 26 en Alemania, el 29 en Gran Bretaña y el 32 por ciento en Italia. En Argentina el porcentaje es también bajo, el 36 por ciento.
Algunos de los bancos líderes del mundo fueron acusados criminalmente hace poco, por la Justicia americana, por manipular los datos estadísticos en base a los cuales se produce la tasa Libor, tasa de referencia de las operaciones financieras en muchísimas áreas. Admitieron que lo hicieron y se les impusieron multas multimillonarias. Manipulaban las cifras para maximizar sus beneficios, no importa los perjuicios que causaban.
Cuando se aplican políticas económicas que abogan por la minimización del Estado, la desregulación total, la no interferencia en las prácticas monopólicas, la “flexibilización laboral”, como las que tuvo Argentina en los 90 y tiene buena parte de Europa actualmente, se incentivan los “excesos” porque hay plena impunidad para ellos.
La combinación es tóxica y puede derrumbar cualquier economía. La población fue pauperizada brutalmente en la Argentina por esa toxicidad, en los 90. La economía griega lleva seis años de caída en picada.
La institución de políticas públicas que van en dirección contraria, fortaleciendo la regulación, impidiendo los monopolios, protegiendo los derechos laborales y suprimiendo incentivos y espacios para “los excesos” produce resultados muy concretos que están a la vista hoy en países como Argentina, Brasil y Uruguay. El Banco Mundial ha destacado recientemente que esos países consiguieron sacar a vastos contingentes de la pobreza e integrarlos a las clases medias, entre 2003 y 2009.
En el caso de la Argentina, estima que la clase media creció en ese lapso de 9.3 a 18.6 millones. Una escuchada consultora privada, SEL (Newsletter, diciembre 2011) señala que al final del primer mandato de la actual Presidenta, “no menos de un quinto y posiblemente cerca de un cuarto de la población ha emergido de la pobreza y se ha incorporado (o reincorporado) a la clase media baja desde el pico de la crisis posconvertibilidad”. Hay mucho por hacer, pero es en esta dirección, la de profundizar, como se avanzará en construir una economía con inclusión universal, y cerrar todos los agujeros a los protagonistas de los incalificables “excesos”.
* En impresión, la nueva obra del autor: ¿Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad? Una perspectiva internacional, publicada por el Ministerio de Educación y la Unesco (basada en la Biblioteca que escribió para Página/12, auspiciada por la Unesco).


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miércoles, 30 de enero de 2013

DANIEL FILMUS, SENADOR NACIONAL DEL FRENTE PARA LA VICTORIA



“Es un modelo de ciudad para pocos”

Por Sebastian Abrevaya
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El kirchnerismo no definió aún su estrategia ni sus candidatos para las elecciones legislativas de 2013. En ese contexto, el senador Daniel Filmus se perfila como uno de los posibles candidatos para encabezar la lista de senadores y renovar la banca que ocupa desde 2007. Antes de regresar de Valeria del Mar para retomar su actividad política, Filmus dialogó con Página/12 y defendió el acuerdo firmado entre el gobierno argentino y el iraní. El senador criticó la “hipocresía” de la oposición, que se “rasga las vestiduras” por la soberanía cuando “cada vez que Argentina ha tomado una decisión soberana, como la estatización de YPF o las AFJP, estuvieron del lado de enfrente”.
–¿Qué significa este acuerdo firmado con Irán por parte del Gobierno?
–Es un esfuerzo muy grande del Gobierno para tratar de sacar de la parálisis a la causa, que lleva 18 años, y que se pueda encontrar a los culpables. Esta posibilidad de indagar fuera del país fue una acordada de la Corte en el ’93 y es totalmente constitucional. Ha habido casos muy recientes, como el de Siemens en Alemania o el de Servini de Cubría en Chile, donde se ha ido a indagar ahí. A su vez, la posibilidad de que el acuerdo sea corroborado por el Parlamento va a permitir un amplio debate en el que todas las fuerzas políticas van a poder participar. También va a haber una discusión política profunda en la opinión pública. Hay que entenderlo como un esfuerzo, porque el Ejecutivo podría haber mirado para otro lado y dejar que esta causa duerma por los años de los años. El fondo del tema es que este crimen no puede quedar de ninguna manera impune.
–Pero en un primer momento hubo dudas en la comunidad judía y también en la oposición política...
–Por un lado uno comprende la preocupación legítima de la comunidad judía y por eso uno valora el esfuerzo que ha hecho el canciller para ir a responder todos las inquietudes. Pero por otro lado hay una hipocresía por parte de sectores de la oposición, de aquellos que encubrieron el caso cuando ocurrió y que designaron al frente de la policía de la Ciudad al Fino (Jorge) Palacios, acusado puntualmente de ser un encubridor del caso. No pueden rasgarse las vestiduras aquellos que nunca pudieron pisar ninguno de los actos en los que se recordó el atentado terrorista. Hoy en día tienen esta posición aquellos que durante los ’90 defendieron las relaciones carnales, aquellos que defendían el pago a los fondos buitre para sacar la Fragata Libertad de Ghana. Son aquellos que cada vez que Argentina ha tomado una decisión soberana, como la estatización de YPF o las AFJP, estuvieron del lado de enfrente. Esa reivindicación de la soberanía es una hipocresía y un argumento político para oponerse al Gobierno.
–¿Cree que finalmente va a ser aprobado en el Congreso?
–Este es un tema de Estado como el de Malvinas, no puede basarse en una cuestión partidaria porque no es sólo un ataque contra la comunidad judía sino contra todo el país. La respuesta debería ser una respuesta con altura, dejando de lado los partidismos y viendo claramente que esto es un avance serio para encontrar un nuevo camino y que no quede impune este crimen. En el Senado tenemos una larga tradición de que el canciller o los funcionarios responsables de Cancillería concurran al Senado. Imagino que en ese momento la presidencia de la comisión convocará a quien sea necesario.
–Yendo a la política local, el macrismo está analizando si desdobla las elecciones en la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué debería hacerse?
–Tradicionalmente, las elecciones de legisladores en la Ciudad son convocadas junto con las elecciones nacionales. A todas luces, teniendo en cuenta que están las primarias abiertas, lo más conveniente es evitar que haya cuatro elecciones en el mismo año, como ocurrió hace dos años.
–¿Que le parecieron las incorporaciones de figuras mediáticas al PRO?
–Históricamente han sido experiencias que a la larga o a la corta la gente las descarta. No cualquiera puede dedicarse a la política sin estar preparado, sin haber trabajado, sin tener sensibilidad social como para hacerlo. Lo que está claro es que el modelo de Macri es un modelo de discriminación, que tanto el aumento del subte como del ABL, de los peajes, que ha implementado, van más allá de la necesidad de hacer caja, tiene que ver con un modelo de ciudad para pocos, donde muchos de los sectores más populares de la Ciudad, medios y medios bajos, se tengan que ir de la Ciudad porque se encarece el costo de vida, como ha pasado en las grandes capitales del mundo. Hace lo que dijo el intendente de la dictadura (Guillermo Del Cioppo): hay que merecer vivir en Buenos Aires.

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jueves, 24 de enero de 2013

Daniel Filmus: ‘Presentaremos de nuevo la ley de residuos electrónicos’



El senador nacional y ex ministro de 

Educación aprovecha la pausa del 

verano para reflexionar acerca de la

situación actual de la ciudad y los 

desafíos que enfrenta el kirchnerismo 

para convertirse en una alternativa 

frente al PRO.


Daniel Filmus

El senador va por su quinto año de mandato. Dos veces candidato a jefe de Gobierno, fanático de San Lorenzo, Filmus dice estar preocupado por la ausencia de un “debate sobre el modelo de ciudad”. Ex ministro de Educación del gobierno de Néstor Kirchner –desde donde impulsó la Ley de Financiamiento Educativo, que llevó la inversión en esa área al 6,47% del PBI–, sociólogo especialista en temas de educativos, alternó su participación política con la investigación académica y el ejercicio de la docencia. 
¿Balance 2012? 
Creo que el año pasado fue uno en los que más se avanzó a nivel país. Se ha cumplido con la plataforma electoral de 2011, que era profundizar el proyecto. En el campo de la economía, la reforma del Banco Central, la regulación de capitales, la recuperación de YPF. Al mismo tiempo, la Presidenta tomó medidas importantes, como la de obligar a bancos y seguros a prestarles plata a las Pymes. En materia de derechos, la modificación del estatuto de los trabajadores rurales, la ley de identidad de género, la de muerte digna, la ampliación del voto a los 16 años, la creación del Instituto de la Música y el aumento del 31% a los jubilados. Estas medidas permitieron sortear un año difícil, en el que claramente mermó la tasa de crecimiento, pero en el que estuvimos atentos a los indicadores sociales: no aumentó la desocupación, no aumentó la pobreza. La idea de profundizar implica estrategias más sofisticadas para mejorar la distribución del ingreso y lograr un país industrializado. 
¿Se va de vacaciones?
Sí, me voy como todos los años a Valeria del Mar, con una satisfacción especial como legislador. Nosotros venimos de dos años en los que el Grupo A tuvo la mayoría y donde no pudieron ponerse de acuerdo más que una o dos veces, como cuando votaron una ley imposible como el 82% para los jubilados y se repartieron las comisiones. Pero nunca más tuvieron una propuesta en común. 
¿A la ciudad la ve mejor o peor que hace un año?
La ciudad está en una crisis muy profunda y necesita transformaciones de envergadura que el macrismo no realizó: ha aumentado sus ingresos notablemente, se cobran impuestos en una dimensión que no se conocía, se ha endeudado cuando siempre fue superavitaria (hoy es deficitaria y además está endeudada). Uno puede entender que se tome deuda para hacer grandes obras, para hacer transformaciones en transporte o mejorar la recolección de basura. Pero no se ha hecho nada de esto, no se discute el modelo urbano ni hubo ninguna transformación en las áreas fundamentales. Por ejemplo, yo no veo el cambio en materia de transporte. Cuestiones que uno podría considerar positivas, como las bicisendas y el metrobús, no han modificado nada.
¿El PRO profundiza su modelo?
Sí. Parte de la mirada del PRO es el Estado ausente y esto se evidencia más en aquellas cosas que atañen a los sectores más humildes: salud, educación y vivienda. La ciudad puede –porque es el Estado que más recauda– construir más escuelas, pero también puede tener una Ley de Educación que no cuesta plata. Van siete años de la ley nacional, pero no se adecuó aún, nunca se aprobó una ley integral de educación y se viene con parches desde la dictadura. 
¿Cuál es la discusión de fondo?
El debate con las perspectivas neoliberales, que creen que el mercado resuelve estos temas. Nosotros imaginamos un Estado activo en las áreas donde el mercado no distribuye con igualdad. Macri piensa que el Estado está sólo para atender una educación pobre, una salud pobre, y que todo eso se resuelve con una propuesta pobre. Además él imagina que los usuarios de la salud y la educación públicas porteñas vienen de la provincia de Buenos Aires, entonces para qué invertir en algo que no se traduce en votos. Esta mirada electoral y mercantilista de lo social responde a una perspectiva del Estado ausente. El PRO no apoyó la recuperación de YPF, ni la estatización de las AFJP, ninguno de los temas de fondo que aumentan el rol del Estado. Eso mismo pasa en la ciudad. Aquí muchos sectores pueden vivir sin la presencia del Estado o reclaman esa presencia estatal sólo para resolver la inseguridad. Pero no imaginan que necesitamos una ciudad en la que, si todos vivimos bien, ellos también. Si resolvemos el tema de la basura, es mejor para todos. Si resolvemos la cuestión del tránsito, también. Pero si además resolvemos los problemas de la educación, va a haber menos violencia; si resolvemos el tema de la salud, va a haber menos indigentes. Hay que explicarles a los porteños que hacer una ciudad igualitaria es bueno para los que la están pasando mal, pero también es bueno para los que están bien. En las ciudades donde hay más igualdad, hay menos marginación y menos violencia.
¿Se discute el modelo de ciudad? 
No. Es el eje para una discusión a mediano-largo plazo: en un siglo se pasó de que el 80% viviera en zonas rurales a que el 90% viva en ciudades. Por ejemplo, la ciudad no se puede discutir sin tener en cuenta el Conurbano, con los millones que ingresan por día y comparten problemas como el Riachuelo, la seguridad, el sistema de transportes. En la UMET (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo) nos comprometimos a pensar los temas relacionados con la cuestión metropolitana. Crear un espacio que discuta los temas referidos a la integración.
¿Qué opina del acuerdo entre el macrismo y el kirchnerismo en la Legislatura?
El resultado de los proyectos nacionales que se aprobaron fue positivo, sin duda. No sólo por la construcción de viviendas, sino por la integración al tejido urbano de tierras que hoy tenían un uso marginal. Creo que hay que ser muy participativo en la etapa que viene. Por ejemplo, hay que explicar en Caballito que ese espacio público que va a quedar, el espacio verde, no será para las nuevas torres sino para todo el barrio. Es verdad que va a haber más metros cuadrados construidos, pero si hay un muy buen proyecto (tanto en Caballito, Palermo, Liniers), pero no están los planos definitivos sino sólo la rezonificación. También es importante la construcción de viviendas en la zona sur.
Los vecinos de Caballito piden más espacios verdes.
Sí, yo hablo mucho con los vecinos de ese barrio. El quid de la cuestión es el uso: no se modificó la zonificación para los espacios en esas comunas. Se dejó planteado que un 30% estará destinado a construcción y el resto para espacio público, es decir, que más de la mitad tienen que ser espacios verdes. La ecuación puede beneficiar al barrio. Ahora, hay que hacer proyectos participativos. 
¿Qué falta para darle pelea definitiva al PRO?
Debatir un modelo de ciudad. Si nosotros lográramos poner en la agenda, en contra de lo que plantean los medios, que la gente quiere y puede vivir mejor en la ciudad… El gobierno nacional ha mejorado muchísimo el país y muchas de esas mejoras han impactado en la Ciudad. Hay cuestiones de gestión local, nosotros necesitamos concebirnos como una expresión local de una fuerza nacional, el PRO es una fuerza local que no tiene expresión nacional, es un partido vecinal. Nosotros tenemos la oportunidad de representar las dos cosas. El mejor aporte que le podemos hacer a la Nación es tener una ciudad que camine a la par de las transformaciones nacionales. La ciudad es autónoma, pero es la capital de todos los argentinos. Es un territorio muy difícil, donde los medios tienen un impacto enorme, que marcan agenda y ejercen una cobertura de magnitud del gobierno de Macri. Es casi imposible discutir los temas que le importan a la ciudad. 
¿Qué opina de la política de subtes?
Macri comenzó por no hacerse cargo del subte, después de haber fimado el acta acuerdo. Sólo aceptó hacerlo después de la ley y con la opinión pública castigándolo. Ahora acepta tomar el subte entendiéndolo más como un negocio que como un servicio público. Tiene una mirada economicista y empresarial respecto de algo que es imprescindible para vivir cotidianamente, sobre todo por quienes van a trabajar. Después de esta primera etapa, la segunda es una extorsión que pone tarifas que son imposibles para la población y se niega a reunirse con dos jurisdicciones que son vitales como la Nación y la provincia. No logró aprobar la ley y tuvo que negociar la oposición. Tuvo que dar marcha atrás con el derecho a huelga y los superpoderes. A pesar de tener el financiamiento propio, aumento de patentes y las partidas necesarias que él mismo planteó, sólo piensa en el aumento del boleto. El del 127% produjo una merma del 20 por ciento de los usuarios. Si aumenta de nuevo, muchos no van a poder pagar la tarifa, y esto va a repercutir en los demás servicios de transporte. Vamos a convocar a que la población se exprese en la audiencia pública del 1 de marzo y juntar firmas para frenar el aumento del boleto. Macri no debe aumentar arbitrariamente ni de manera unilateral, sino que debe discutirlo en el marco del diálogo entre las tres jurisdicciones, como lo convocó el ministro Randazzo. En el caso de la línea A, sólo se trata de poner en funcionamiento los vagones comprados por el Estado nacional y tener la oportunidad para inaugurar, sin importarle perjudicar a los usuarios. 
¿En el plano legislativo le quedó algo en el tintero?
Tenemos varios proyectos que están en discusión, uno perdió estado parlamentario, pero lo presentaremos de nuevo: la ley de residuos electrónicos. Otra es la ley de envases. Hay que avanzar en la ley de educación superior. No se pudo avanzar en una ley muy importante, como la de fertilización asistida, pero vamos a insistir. Nos quedó pendiente el traspaso a la Justicia de la Ciudad del fuero Civil y Comercial, para que temas  como una medianera o un divorcio no vayan a la justicia nacional. También hay que seguir discutiendo el traspaso de las fuerzas de seguridad.
¿En qué estado está la causa por la campaña sucia de Jaime Durán Barba?
Siguen procesados los tres imputados. La causa pasó a la justicia porteña, pero está demorada. Para mí no hay mucho más por discutir: Telecom dijo de dónde salieron las llamadas, se allanó ese lugar, encontraron las grabaciones en las computadoras (esas y muchas más de otros países), se comprobó que el cartel de la puerta decía “Durán Barba & Asoc”, se comprobó el acuerdo de confidencialidad entre las empresas implicadas, se encontraron los recibos por los cuales la ciudad pagó los trabajos… no sé qué más hace falta. Si hay una infracción a la ley electoral, es esta: inducir al engaño en el voto. La verdad, no salgo de mi asombro sobre los vericuetos que tiene la Justicia. La pena es mínima, pero servirá para que estas cosas no se repitan.
El año que viene cumple su mandato como senador, ¿renovará su banca?
No tomamos decisiones individuales, sino que tiene que ver con un proyecto colectivo que llevamos adelante desde 2003. En ese contexto, surgirá cuál es el mejor espacio en el cual yo podría estar. Lo que no está en discusión es que desde el lugar que me toque estaré dando lo mejor. Yo estoy muy orgulloso de haber sido el ministro de Educación de Néstor y muy contento de desempeñarme como senador. 
Fuente: Redacción Z

lunes, 7 de enero de 2013

Lisandro de la Torre: el “fiscal de la patria” (oligárquica)



El 1º de mayo de 1933, el vicepresidente Julio A. Roca (h) firmó en Londres el Pacto Roca-Runciman, que significó el momento más vergonzante de la historia de la dependencia impuesta a nuestro país por la oligarquía terrateniente. Definido por Arturo Jauretche como “Estatuto Legal del Coloniaje”, el acuerdo venía a concretarse en un momento en el que Gran Bretaña nada tenía de aquella orgullosa potencia que extendía sus dominios a lo largo del mundo. La Primera Guerra Mundial había destruido su economía, y la década del ’20, con su corolario en la Crisis de 1929 y la Depresión mundial que la siguió, sólo habían profundizado la debacle. Por el contrario, las exportaciones argentinas se habían incrementado durante la Gran Guerra, y los años ’20, en particular durante la gestión de Marcelo T. de Alvear, habían permitido incrementar el sector industrial a través de la radicación de empresas norteamericanas en nuestro país. A través del simple expediente de vender carne a Gran Bretaña y adquirir productos industriales en los EE.UU. con las divisas producidas por esas ventas, la economía argentina se modernizó, el automóvil y los colectivos fueron desplazando al transporte ferroviario, sobre todo en las grandes ciudades, al tiempo que el Estado nacional daba un impulso significativo a YPF, a fin de dar respuesta a las nuevas demandas energéticas del sector industrial y de la tecnología automotriz.
El recambio presidencial de 1928, que posibilitó el retorno a la presidencia del viejo caudillo radical Hipólito Yrigoyen, estuvo acompañado de oscuros nubarrones sobre el futuro nacional. Las pretensiones de la Standard Oil (ESSO) de poner fin a la empresa estatal YPF para apropiarse de nuestros recursos del subsuelo fueron acompañadas por un sector representativo de la oligarquía argentina, y los rumores de un inminente golpe de Estado comenzaron a circular ya desde los inicios de la campaña electoral. La victoria contundente de Yrigoyen, con más del 60% de los sufragios, postergó pero no consiguió archivar ese proyecto, que habría de concretarse finalmente el 6 de septiembre de 1930. Tras la asunción de Yrigoyen, Gran Bretaña comunicó a las nuevas autoridades que sólo podría continuar adquiriendo productos argentinos a condición de que las divisas generadas por ese comercio fueran aplicadas a la compra de productos ingleses, ya que habían sido desplazados de la mayor parte del mercado mundial por las manufacturas norteamericanas. Yrigoyen aceptó el envío de una misión inglesa, encabezada por Lord D’Abernon, con el fin de negociar las nuevas bases del intercambio comercial anglo-argentino. La crisis de 1929 y su deposición posterior impidieron que la gestión de Yrigoyen consagrara definitivamente el acuerdo alcanzado, que anticipaba los lineamientos generales del Pacto Roca-Runciman.
El Pacto Roca-Runciman. La Conferencia de Ottawa (1932) significó el reinicio de la ofensiva inglesa sobre la economía argentina. Argumentando la presión de los estados miembro de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth), que exigían que Gran Bretaña se abasteciese de alimentos al interior de ese espacio, las autoridades inglesas recurrieron al chantaje, exigiendo una serie de condiciones inaceptables para cualquier país independiente, como condición excluyente para la continuidad de las compras de las carnes argentinas. De este modo, exigió la fijación de un precio inferior al pretendido por las economías de la Commonwealth, con una disminución anual del volumen de las compras de un 5%, la liberación de impuestos para los productos ingleses, la desarticulación de industrias y servicios competitivos con los británicos –Corporación de colectivos, producción de carbón, etc.–, y la creación de un Banco Central, concretada en 1936, que entregó a los intereses británicos la soberanía financiera de la nación. Además, se incluyó un pago compensatorio a las empresas ferroviarias británicas por la caída de sus utilidades a partir de la crisis.
Para la oligarquía argentina, el acuerdo venía a poner las cosas en su lugar, a tal punto que el vicepresidente Roca, en el marco de las negociaciones realizadas en Gran Bretaña, había destacado que “por su interdependencia recíproca, es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico”. Esta afirmación era desmentida por el senador santafesino Lisandro de la Torre, quien puntualizó por entonces que “no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios británicos semejantes humillaciones”. Esta controversia se desarrollaría al interior de las instituciones legislativas, dejando a las claras, una vez más, hasta que dónde estaba dispuesta a llegar esa oligarquía en defensa de sus intereses sectoriales.
Auge y ocaso del “fiscal de la república”. Lisandro de la Torre había nacido en Rosario, el 6 de diciembre de 1868. En 1890 se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires, y acompañó a Leandro Alem en la fallida Revolución del ’90 y, al año siguiente, en la creación de la Unión Civica Radical. Convertido en uno de los referentes principales de la UCR santafesina, De la Torre participó de la Revolución de 1893, donde llegó a ser proclamado jefe de gobierno por los revolucionarios de su provincia. Sin embargo, la actitud diletante de Aristóbulo del Valle, sumada a una serie de polémicas acciones de Hipólito Yrigoyen en la provincia de Buenos Aires motivaron el fracaso de la iniciativa. Decepcionado por la corrupta matriz de la política de su época y por lo que juzgaba como una traición de su sobrino Hipólito para desplazarlo de la conducción de la UCR, Alem se suicidó en julio de 1896. Unos meses antes había fallecido Del Valle, por lo que el liderazgo partidario había quedado vacante. De la Torre propuso cerrar una alianza con el mitrismo, para confrontar con el roquismo, que fue vetada por Yrigoyen, motivando la ruputura del rosarino con la UCR, con agrios conceptos sobre el nuevo líder radical, al que acusó de tener una “actitud hostil y perturbadora, antes y después de la muerte del Doctor Alem, anteponiendo a los intereses del país y los intereses del partido, sentimientos pequeños e inconfesables”. Las declaraciones de De la Torre concluyeron en un duelo con sables, que dejaron en su rostro una herida pronunciada, que le obligó a usar barba a partir de entonces.
Ya alejado de la UCR, De la Torre trató de consolidar su liderazgo santafesino, y creó la Liga del Sur en 1908. Esto le permitió acceder a la Legislatura provincial en 1911 y un año después, ya en vigencia la Ley Sáenz Peña, accedió a una banca en la Cámara de Diputados de la Nación a los 44 años. A partir de entonces, intentó crear un espacio político nacional capaz de nuclear a independientes y a corrientes políticas fragmentarias, sobre la base de un programa que sostenía una economía pastoril, con mayor incidencia de los sectores medios, y un alto grado de autonomía de los municipios.
Su propuesta desembocó en la creación del Partido Demócrata-Progresista, pero en la práctica no consiguió trascender la dimensión regional, ante el éxito del fabuloso andamiaje electoral construido por su archirrival Hipólito Yrigoyen. De la Torre debió aguardar a la concreción del golpe de 1930 para alcanzar trascendencia nacional, formando parte de la fórmula presidencial completada por el Partido Socialista que fue derrotada en las elecciones fraudulentas de 1932 por la Concordancia, que permitió consagrar a Justo y Roca (h). Estas elecciones incluyeron la proscripción de la UCR yrigoyenista, por lo que, con su participación, De la Torre confirmó que, aunque progresista, tenía poco de demócrata. A partir del año siguiente desarrolló una enconada oposición al Pacto Roca-Runciman, que incluyó tanto motivos éticos –que son destacados habitualmente–, cuanto intereses personales y sectoriales mucho más concretos: por un lado, significaba una especie de revancha frente a quienes lo habían vencido en la amañada justa electoral; por otro, los pequeños y medianos ganaderos y agricultores, que constituían su principal base social, no obtenían beneficio alguno de este acuerdo.
De la Torre impulsó la creación de una Comisión Investigadora en el Congreso de la Nación, a fin de examinar los oscuros procedimientos del frigorífico Anglo, sospechado de falsificar datos contables a fin de evadir impuestos. En 1935, la Comisión presentó su informe, que demostró la existencia de graves actos de corrupción que involucraban al entorno del presidente Justo, y en especial a sus ministros de Hacienda, Federico Pinedo, y de Agricultura, Luis Duhau. El 23 de julio, Duhau agredió a De la Torre en el recinto del Senado Nacional, mientras un sicario suyo, Ramón Valdez Cora, efectuaba una serie de disparos, que provocaron la muerte de Enzo Bordabehere, compañero de bancada del rosarino. El crimen permaneció impune, de acuerdo con los procedimientos fijados por una oligarquía que consideraba al Estado como su instrumento y agente de operaciones, y decidida a eliminar cualquier obstáculo que se opusiera a sus intereses, tal como ya lo habían experimentado en el pasado pueblos orginarios, gauchos, negros, mulatos, zambos y anarquistas. A De la Torre le quedó en compensación el reconocimiento social como fiscal de una república corrupta y oligárquica, y un nuevo duelo a pistolas, esta vez sin consecuencias, con el ministro Duhau.
A partir de entonces De la Torre debió luchar contra sus fantasmas El 5 de enero de 1939, se descargó un tiro de escopeta en la soledad de su departamento de la calle Esmeralda. La enseñanza era contundente: la salud de la república no podía restablecerse a partir de las acciones moralizantes de políticos de la vieja escuela oligárquica. Cuatro años después, las masas irrumpirían en la vida política argentina, con su savia democrática intacta, de la mano de un líder dispuesto a conducir definitivamente a la Argentina por el camino de la igualdad y de la justicia social.