lunes, 10 de junio de 2013

Cierre del segundo Encuentro de Televisoras Públicas de América Latina con un debate sobre medios


“Tienen la misión de domesticar”


Ignacio Ramonet dio una de las charlas más fuertes, hablando sobre cómo las nuevas tecnologías y los nuevos marcos legales rompen el monopolio de los grandes medios y le dan al receptor un nuevo lugar en la ecuación.


La intervención del español Ignacio Ramonet fue de las más esperadas en el segundo Encuentro de Televisoras Públicas de América Latina, el foro que reunió en Buenos Aires a especialistas en comunicación, académicos y gestores de medios públicos. Organizado por Radio y Televisión Argentina SE, el debate mostró el resurgimiento de los medios públicos y el nacimiento de los sociales en la región.
Ramonet habló el viernes a la noche con conciencia de que los medios han cambiado profundamente en la era de Facebook y las redes sociales. El periodismo pierde el lugar monopólico de comunicar. “Históricamente, los grandes medios eran emisores y los ciudadanos receptores, y por consiguiente el único discurso era el de los primeros. Internet vino a romper con eso”, diagnostica Ignacio Ramonet. El reconocido semiólogo y periodista, director de Le Monde Diplomatique en español y autor de libros obligatorios de la disciplina como La tiranía de la comunicación y La explosión del periodismo, brindó una charla en el marco del II Encuentro de Televisoras Públicas de América latina, para escrutar la nueva coyuntura.
“La gráfica, la radio y la televisión se basaron en tecnologías diferentes que permitieron desarrollar distintas industrias, formas de generar información y por consiguiente empresas. La particularidad de la informática es que no tiene diferencia instrumental entre lo escrito, lo icónico y lo sonoro: todo se reduce a un algoritmo de ceros y unos. Entonces, donde antes había tres tecnologías, ahora hay una, y ahí se generan los multimedios con ambiciones mucho más grandes que ya no aspiran a ser importantes en una ciudad sino también a nivel nacional, regional e incluso mundial”, analiza Ramonet.
Así, el mapa luce esquizofrénico, con empresas mediáticas cada día más importantes, pero con una creciente influencia de los prosumidores. Este último concepto no es propio del mundo digital, pero se masificó desde la irrupción de la web y los teléfonos móviles de última generación. Teléfonos que para llamar servirán poco y nada, pero que tienen la extraordinaria capacidad de hacer del ciudadano no sólo un consumidor de información previamente deglutida por el difusor, sino también un productor. “Hoy tenemos una potencial CNN en el bolsillo. Cada uno es un emisor poderosísimo con capacidad de intervenir, que cambia las reglas del juego. En La explosión del periodismo hablo de medios-soles, que son aquellos que pueden concentrar atención. Hoy ya no es tan así. Al ser cada uno un medio, no se puede tener una posición de víctima. Somos lo que llamo medios-polvo: con la estrategia del enjambre podemos unirnos y actuar en conjunto para tapar al sol. Un mundo está naciendo y otro muriendo, pero hoy ambos están conviviendo”, observa el español durante la charla, moderada por el periodista de Visión Siete Pedro Brieger y el investigador y docente Luis Alberto Quevedo.
La transición de los paradigmas encuentra, siempre según Ramonet, dos ejemplos. El primero de ellos, Barack Obama. “Para las últimas elecciones presidenciales, no dio ni una entrevista a medios gráficos o canales de televisión, sino que hizo todo por las redes sociales. El tiene 27 millones de seguidores en Twitter, una cantidad superior a los lectores de los 75 diarios estadounidenses más vendidos o a la sumatoria de las audiencias de todos los noticieros nocturnos”, grafica. El segundo es Beppe Grillo, el ex humorista que dio el batacazo en las últimas elecciones italianas cosechando un 25,5 por ciento de los votos: “En ese país está la idea de que es una crisis económica y social, pero también política. Se cree que es una democracia encabezada por un grupo de privilegiados con mucha ventaja por sobre el resto de la población. Y ese rechazo social también alcanzó a los medios. En ese contexto es que interviene Grillo, negándose a dar entrevistas a medios locales y opinando sólo en su blog y en las plazas de los pueblos. Hoy no está demostrado que una campaña tradicional en los medios sea mejor que una en Internet y las redes sociales”.

El caso latinoamericano

Podría pensarse que el expansionismo 2.0 empuja a las empresas comunicacionales a una crisis terminal, expropiándoles su poder político. Sin embargo, las coordenadas del escenario latinoamericano en general, y argentino en particular, constituyen un contraejemplo irrefutable. “La nueva generación de políticos de fines de los ‘90 y principios de los 2000 surge con una voluntad de reparación histórica y justicia social hasta ahora postergada. Entonces vemos que los partidos tradicionales, que habían defraudado al pueblo luego de las dictaduras introduciendo el neoliberalismo, se convierten en una oposición muy mal representada, por lo que los medios asumen ese rol. Y tienen la voluntad de hacerlo. Es lo que pasó con Chávez en 2002, cuando ellos montaron una atmósfera de mentiras para dar el golpe”, ejemplifica el periodista.
Frente a esto, ¿es posible modificar esa tendencia? “La mayoría de los gobiernos latinoamericanos decidieron cambiar ese modelo privado. Hoy es legítimo que ellos consideren la existencia de un mayor equilibrio comunicacional con más espacio para lo público, lo que genera una reacción similar a la de las oligarquías cuando se mencionaba la posibilidad de hacer una reforma agraria. Hoy estos gobiernos están tratando de hacer una reforma mediática que es atacada por los latifundistas mediáticos. Podríamos decir que aquí ocurre una justicia mediática casi natural”, responde. Sin embargo, para todo lo anterior fue necesario no sólo una confluencia ideológica a nivel regional, sino también el surgimiento simultáneo de “líderes con una capacidad extraordinaria para interesar al gran público con el relato político, que consiguieron el milagro de que millones de personas se politicen”. “Todo eso no es mérito de los periodistas, sino de esos líderes que actuaron como presentadores de su información y construyeron su propio telediario. Los medios dominantes tienen la misión de domesticar a la sociedad para que acepte el mundo tal como es y en general es injusto. Son ideas que no van a beneficiar a nuestra liberación. Por eso existe esta preocupación.”
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