Entrevista con Revista Veintitrés: “Podemos ganarle al Pro”
Por Pablo Galand
pgaland@veintitres.com
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En lo que ya se convirtió en un clásico de las contiendas electorales, Daniel Filmus será nuevamente el candidato del Frente para la Victoria para enfrentar al Pro en la ciudad de Buenos Aires. Como senador nacional buscará renovar su banca. Sin embargo no se conforma con eso y está convencido de que desde la ciudad de Buenos Aires el Frente para la Victoria puede aportar hasta tres nuevos diputados al bloque. Entiende que en esta elección lo que está en juego es la necesidad de evitar que la oposición obstaculice desde el Congreso las políticas que viene llevando adelante el gobierno nacional, tal como intentó entre 2009 y 2011. En el escenario porteño, considera que el macrismo impuso un modelo de gobierno que convirtió a Buenos Aires en una ciudad elitista y que por lo tanto el desafío es luchar por la intervención de un Estado que regule las desigualdades que genera una política que deja todo librado a las leyes del mercado.
–¿Podrá ganarle esta vez al Pro en la ciudad de Buenos Aires?
–Por qué no. Ya le hemos ganado en más de una ocasión. El Pro ganó dos veces la elección de la ciudad y perdió las de diputados y también las de senadores. Cuando fui elegido senador, le gané a Melconian, que era el candidato del Pro. Y cuando fue la elección de diputados junto a la presidencial, el Frente para la Victoria salió primero y el Pro segundo. Cuando se trata de gobernar la ciudad, una buena parte elige que el gobierno sea de signo político diferente al gobierno nacional. Pero cuando se trata de elegir un gobierno nacional, el electorado porteño mira cómo le está yendo al país y decide a partir de ahí. No es que nosotros vamos a una elección a repetir la que fue por jefe de gobierno sino que lo que estamos discutiendo es el papel de los representantes de la ciudad de Buenos Aires en el Congreso de la Nación.
–El aglutinamiento de fuerzas que derivó en Unen, ¿perjudica más al kirchnerismo o al Pro?
–Me parece que la sumatoria de estas fuerzas, que para mí es claramente de centroderecha y no de centroizquierda, va a generar un polo de atracción que va a competir con el Pro. No creo que llegue a tocar con las fuerzas que tradicionalmente nos acompañan.
Por otro lado, como ya lo adelantó el propio Pino Solanas, esa fuerza va a tener dificultades a partir de octubre. Va a ser muy difícil sostener en una misma fuerza a quien propuso la 125, como Martín Lousteau, y a quien la combatió, como (Alfonso) Prat Gay. O el que inició las privatizaciones en la Argentina con Aerolíneas, como es el caso de Terragno, y quien las combatió, como Pino Solanas. Si se observa la sanción de las últimas leyes, no hay ninguna en la que todos los que están ahora juntos hayan votado igual. Vuelve a plantearse, por lo tanto, una mirada de “Grupo A”: tratar de conseguir una mayoría en el Congreso que obstaculice el trabajo del Gobierno para llevar adelante la profecía autocumplida que ellos plantearon. Es decir, que le vaya mal a este gobierno para que pierda en 2015. En un contexto de crisis internacional, lo peor que nos puede pasar es la parálisis. Sería ir hacia una involución en las líneas de crecimiento, de desarrollo y distribución de la riqueza, que claramente es algo que la gente no quiere. Por lo tanto, estamos convencidos de que el electorado va a seguir al gobierno nacional para continuar con estas políticas.
Por otro lado, como ya lo adelantó el propio Pino Solanas, esa fuerza va a tener dificultades a partir de octubre. Va a ser muy difícil sostener en una misma fuerza a quien propuso la 125, como Martín Lousteau, y a quien la combatió, como (Alfonso) Prat Gay. O el que inició las privatizaciones en la Argentina con Aerolíneas, como es el caso de Terragno, y quien las combatió, como Pino Solanas. Si se observa la sanción de las últimas leyes, no hay ninguna en la que todos los que están ahora juntos hayan votado igual. Vuelve a plantearse, por lo tanto, una mirada de “Grupo A”: tratar de conseguir una mayoría en el Congreso que obstaculice el trabajo del Gobierno para llevar adelante la profecía autocumplida que ellos plantearon. Es decir, que le vaya mal a este gobierno para que pierda en 2015. En un contexto de crisis internacional, lo peor que nos puede pasar es la parálisis. Sería ir hacia una involución en las líneas de crecimiento, de desarrollo y distribución de la riqueza, que claramente es algo que la gente no quiere. Por lo tanto, estamos convencidos de que el electorado va a seguir al gobierno nacional para continuar con estas políticas.
–Teniendo en cuenta que el Pro no pudo articular un armado político a nivel nacional, ¿cree que van a tratar de centrar la campaña en la cuestión estrictamente porteña?
–Macri tiene escasa capacidad de superar la idea de un partido vecinalista. No consigue un anclaje dentro del peronismo y realmente quedó en una situación aislada. Pero el debate que vamos a plantear nosotros no es tanto entre lo nacional y lo local sino en la articulación entre ambas cosas. Para lograr avances en serio en temas como el transporte, la seguridad, el medio ambiente, la vivienda y las inundaciones hay que trabajar de manera conjunta entre la ciudad, la provincia de Buenos Aires y la Nación. Eso somos capaces de hacerlo nosotros.
Incluso, en materia de leyes, por ejemplo el traspaso de las competencias penales que fue aprobado a nivel nacional, duerme en la Legislatura. Piden autonomía y cuando se hace una ley que traspasa competencias no la aceptan.
Incluso, en materia de leyes, por ejemplo el traspaso de las competencias penales que fue aprobado a nivel nacional, duerme en la Legislatura. Piden autonomía y cuando se hace una ley que traspasa competencias no la aceptan.
–¿Por qué el macrismo no promueve esa articulación?
–Porque parten de la idea de que mucha gente en la ciudad puede vivir sin Estado y por lo tanto alientan ese modelo de gobierno.
Pero la realidad marca que una gran parte de la sociedad porteña necesita del Estado. Es lo que viene haciendo desde hace diez años el gobierno nacional, con un Estado que distribuye de manera igualitaria aquello que el mercado no va a hacer. Al hablar de lo nacional en lo local estamos hablando de distribución del ingreso, de distribución de la renta. Por ejemplo en el uso del suelo se necesita una ley que lo regule. No podemos seguir permitiendo que se inunde el Norte porque le metemos cada vez más cemento y tenemos un Sur que es una desolación total. Para equiparar esa situación es necesario que esté el Estado. Hace falta un plan coherente del uso del suelo. Es imposible que la ciudad siga creciendo de esta forma. Si aumentan el costo de la tierra, los impuestos, los alquileres y el transporte, la gente pobre se termina yendo de la ciudad hacia las zonas periféricas. Pero esta idea de una Buenos Aires elitista para unos pocos hace que esos pocos vivan mal. Por la no planificación del uso del suelo tenemos inundaciones; por la basura, si es un negocio en lugar de un tema ambiental, tenemos los problemas actuales. No se cumple la Ley de Basura Cero porque es un negocio. En este momento tendríamos que tener un 50 por ciento menos de basura y lo real es que tenemos un 50 por ciento más.
–Como ex ministro de Educación, ¿qué posición tiene frente a la reforma educativa que impulsa el gobierno porteño? –En el espíritu de la reforma que quiere imponer el macrismo hay una cuestión de racionalidad económica. Lo que se plantea a nivel nacional desde el Consejo Federal de Educación con respecto a la escuela media es la apertura de talleres. Esta se puede hacer manteniendo las actuales materias o reemplazándolas.
Nos parece que una materia como Historia, que tiene que ver con la capacidad de los chicos de pensar, razonar y generar capacidad de abstracción, no se puede sacar. Más si tenemos en cuenta que ahora el derecho al voto es a partir de los 16 años. Está muy bien incorporar talleres pero se lo debe hacer ampliando el horario escolar.
Es lo que hizo el Colegio Pellegrini, que los incorporó a contraturno. Es un contrasentido pensar con mirada economicista el diseño curricular. Hay que abordarlo en torno al modelo de desarrollo de los chicos.
Pero la realidad marca que una gran parte de la sociedad porteña necesita del Estado. Es lo que viene haciendo desde hace diez años el gobierno nacional, con un Estado que distribuye de manera igualitaria aquello que el mercado no va a hacer. Al hablar de lo nacional en lo local estamos hablando de distribución del ingreso, de distribución de la renta. Por ejemplo en el uso del suelo se necesita una ley que lo regule. No podemos seguir permitiendo que se inunde el Norte porque le metemos cada vez más cemento y tenemos un Sur que es una desolación total. Para equiparar esa situación es necesario que esté el Estado. Hace falta un plan coherente del uso del suelo. Es imposible que la ciudad siga creciendo de esta forma. Si aumentan el costo de la tierra, los impuestos, los alquileres y el transporte, la gente pobre se termina yendo de la ciudad hacia las zonas periféricas. Pero esta idea de una Buenos Aires elitista para unos pocos hace que esos pocos vivan mal. Por la no planificación del uso del suelo tenemos inundaciones; por la basura, si es un negocio en lugar de un tema ambiental, tenemos los problemas actuales. No se cumple la Ley de Basura Cero porque es un negocio. En este momento tendríamos que tener un 50 por ciento menos de basura y lo real es que tenemos un 50 por ciento más.
–Como ex ministro de Educación, ¿qué posición tiene frente a la reforma educativa que impulsa el gobierno porteño? –En el espíritu de la reforma que quiere imponer el macrismo hay una cuestión de racionalidad económica. Lo que se plantea a nivel nacional desde el Consejo Federal de Educación con respecto a la escuela media es la apertura de talleres. Esta se puede hacer manteniendo las actuales materias o reemplazándolas.
Nos parece que una materia como Historia, que tiene que ver con la capacidad de los chicos de pensar, razonar y generar capacidad de abstracción, no se puede sacar. Más si tenemos en cuenta que ahora el derecho al voto es a partir de los 16 años. Está muy bien incorporar talleres pero se lo debe hacer ampliando el horario escolar.
Es lo que hizo el Colegio Pellegrini, que los incorporó a contraturno. Es un contrasentido pensar con mirada economicista el diseño curricular. Hay que abordarlo en torno al modelo de desarrollo de los chicos.
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