En “¿Cómo, ésto también es matemática?”, Adrián Paenza, doctor en Matemáticas y periodista, reúne una serie de viejos problemas y los presenta ordenados en situaciones de la vida cotidiana.
Juan Rapacioli (Télam) // Miércoles 02 de noviembre de 2011 | 04:46
En “¿Cómo, esto también es matemática?”, Adrián Paenza, doctor en Matemáticas y periodista, reúne una serie de viejos problemas y los presenta ordenados en situaciones de la vida cotidiana que van desde un partido de damas hasta la organización del tránsito en una gran ciudad, configurando un relato lúdico y atractivo que saca a las ciencias exactas de un lugar académico.
“La matemática ha sido percibida históricamente como algo alejado de la vida cotidiana”, dispara Paenza en una entrevista con Télam. Y explica: “No digo que no sea importante tener noción de lo que es una fracción o saber que ángulos opuestos por el vértice son iguales. Pero nunca empezaría por ahí".
"Supongamos que existe alguien que no sabe nada de música y se le hace una selección para que la conozca. Y esa selección empieza por las marchas militares. Entonces creo que hay que parar y empezar de nuevo. No es que no sea música eso, pero hay que dejarse seducir primero: está Piazzolla, Beethoven, Charly García, y tantos”, ejemplifica.
“Nosotros, con la matemáticas, hicimos eso. Empezamos por un lugar que no tiene ningún atractivo. Por eso el lugar de rechazo que hemos tenido todos es razonable", afirma el autor.
Y sostiene que: "Si a un chico le enseñás a saltar de pantalla en un videojuego o a ganar una vida, prestaría atención porque es un problema que se le presenta. La idea es mostrar cosas que te mejoren la calidad de tu vida cotidiana. Esto implica un compromiso de interactividad entre el docente y los alumnos”.
Paenza hace un gráfico: “Un chico que juega a un videojuego, de entrada no le va bien, tiene que descubrir cuáles son las destrezas que hacen falta aplicar, hasta que logra naturalizarlo y saltar de pantalla".
"Es como entrar en una habitación oscura, primero te llevás todo por delante. Una vez que resolviste ese desafío, empieza otro. La matemática es un desafío constante”, agregó.
Adrián Paenza nació en Buenos Aires. Es doctor en Matemáticas por la Universidad de Buenos Aires y profesor de esa institución desde 1979.
Actualmente conduce dos ciclos de Canal 7: “Científicos Industria Argentina” y “El debate”. Además, es autor de los libros: “Matemática, ¿Estás ahí?” (Episodios 1, 2, 3.14, 100 y 5). “¿Cómo, esto también es matemática?, es su último trabajo y puede descargarse gratuitamente en el sitio: cms.dm.uba.ar/material/paenza.
Publicado por Sudamericana, “el libro lo fui escribiendo durante el año y lo dividí en temas hasta que logré una masa crítica suficiente. Hay muy poco de esto escrito en castellano, salvo para los profesionales. Cualquiera que haya pasado por un departamento de matemáticas conoce estas historias. Lo mío es la selección del material, la forma de presentarlo y, obviamente, las opiniones".
A su juicio: “Cuando tenés un problema y no te sale la sociedad te mira como un burro. Y uno no quiere formar parte de ese grupo y empieza por no exponerse para no caer en el ridículo. Hay personas que tienen más facilidades, algunos menos, pero todas requieren de esfuerzo; no conozco a nadie que se levante a la mañana y haga un teorema. Necesitamos del estímulo de la prueba y el error”.
Y desarrolla esa idea: “El conocimiento está ligado con la punición y el colegio está relacionado con un lugar así en el imaginario de todo chico. Por supuesto tiene ganado un lugar en el paraíso porque organiza, enseña a frustrarte, a coexistir en sociedad, a compartir, pero al mismo tiempo al chico le parece un lugar de castigo. Sería positivo saber qué cambiar para que el alumno sienta que va a mejorar”.
DIARIO REGISTRADO
“La matemática ha sido percibida históricamente como algo alejado de la vida cotidiana”, dispara Paenza en una entrevista con Télam. Y explica: “No digo que no sea importante tener noción de lo que es una fracción o saber que ángulos opuestos por el vértice son iguales. Pero nunca empezaría por ahí".
"Supongamos que existe alguien que no sabe nada de música y se le hace una selección para que la conozca. Y esa selección empieza por las marchas militares. Entonces creo que hay que parar y empezar de nuevo. No es que no sea música eso, pero hay que dejarse seducir primero: está Piazzolla, Beethoven, Charly García, y tantos”, ejemplifica.
“Nosotros, con la matemáticas, hicimos eso. Empezamos por un lugar que no tiene ningún atractivo. Por eso el lugar de rechazo que hemos tenido todos es razonable", afirma el autor.
Y sostiene que: "Si a un chico le enseñás a saltar de pantalla en un videojuego o a ganar una vida, prestaría atención porque es un problema que se le presenta. La idea es mostrar cosas que te mejoren la calidad de tu vida cotidiana. Esto implica un compromiso de interactividad entre el docente y los alumnos”.
Paenza hace un gráfico: “Un chico que juega a un videojuego, de entrada no le va bien, tiene que descubrir cuáles son las destrezas que hacen falta aplicar, hasta que logra naturalizarlo y saltar de pantalla".
"Es como entrar en una habitación oscura, primero te llevás todo por delante. Una vez que resolviste ese desafío, empieza otro. La matemática es un desafío constante”, agregó.
Adrián Paenza nació en Buenos Aires. Es doctor en Matemáticas por la Universidad de Buenos Aires y profesor de esa institución desde 1979.
Actualmente conduce dos ciclos de Canal 7: “Científicos Industria Argentina” y “El debate”. Además, es autor de los libros: “Matemática, ¿Estás ahí?” (Episodios 1, 2, 3.14, 100 y 5). “¿Cómo, esto también es matemática?, es su último trabajo y puede descargarse gratuitamente en el sitio: cms.dm.uba.ar/material/paenza.
Publicado por Sudamericana, “el libro lo fui escribiendo durante el año y lo dividí en temas hasta que logré una masa crítica suficiente. Hay muy poco de esto escrito en castellano, salvo para los profesionales. Cualquiera que haya pasado por un departamento de matemáticas conoce estas historias. Lo mío es la selección del material, la forma de presentarlo y, obviamente, las opiniones".
A su juicio: “Cuando tenés un problema y no te sale la sociedad te mira como un burro. Y uno no quiere formar parte de ese grupo y empieza por no exponerse para no caer en el ridículo. Hay personas que tienen más facilidades, algunos menos, pero todas requieren de esfuerzo; no conozco a nadie que se levante a la mañana y haga un teorema. Necesitamos del estímulo de la prueba y el error”.
Y desarrolla esa idea: “El conocimiento está ligado con la punición y el colegio está relacionado con un lugar así en el imaginario de todo chico. Por supuesto tiene ganado un lugar en el paraíso porque organiza, enseña a frustrarte, a coexistir en sociedad, a compartir, pero al mismo tiempo al chico le parece un lugar de castigo. Sería positivo saber qué cambiar para que el alumno sienta que va a mejorar”.
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