martes, 20 de septiembre de 2011

Se abrió el debate sobre el pensamiento político de la Argentina y América Latina





















La universidad nacional de san martín inauguró su nueva cátedra, presidida por horacio gonzález


Publicado el 19 de Septiembre de 2011

El director de la Biblioteca Nacional destacó la posición de vanguardia de las universidades públicas argentinas en el impulso de un ámbito de reflexión. A su turno, el brasileño Emilio Sader reflexionó sobre los cambios en la región.
  La Universidad Nacional de San Martín (Unsam) inauguró el jueves, en el Auditorio Lectura Mundi de su campus, la Cátedra sobre Pensamiento Político argentino y latinoamericano, a cargo del sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González. Además de González, el encuentro contó con la presencia del profesor Emir Sader, autor de casi 50 libros, doctor en Ciencia Política y que se encuentra al frente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) desde hace cinco años. Estuvieron presentes autoridades de la Unsam, su rector Carlos Ruta y su vicerector Daniel Di Gregorio; Alejandro Grimson (decano del Instituto de Altos Estudios Sociales de Unsam), María Matilde Ollier (decana de la Escuela de Política y Gobierno) y Ariel Wikis (director de la Carrera de Sociología de la Escuela de Humanidades).
La idea de forjar en la Unsam una cátedra de Pensamiento Político tuvo que ver con la apuesta en el desarrollo de un corpus multidisciplinario que atienda a los procesos sociales que se están dando y se dieron en la región. La cátedra de González incluye dos dinámicas: una de debate abierto con figuras del pensamiento político y otra vinculada a la  investigación y el desarrollo de una perspectiva regional. O como dice la información enviada por las propias autoridades: “En este proceso de grandes transformaciones emergen permanentemente nuevas voces que producen discursos e insumos para la reflexión. El estudio y el debate estarán en el centro de un pensamiento crítico que aporte ideas y prácticas más transparentes. La universidad es un espacio privilegiado para centrar la atención en estos cambios y generar los insumos críticos que los diferentes sectores de la sociedad necesitan para seguir avanzando.”
Horacio González inauguró la cátedra con estas palabras: “Yo quiero señalar la importancia que tiene la Universidad de San Martín y su rector Carlos Ruta en haber imaginado esta cátedra. Agradezco mucho que pensara que yo podría coordinarla. Lo tomo como testimonio del renovado interés que tiene en todos nuestros países el concepto de Latinoamérica, en consonancia con los viejos interrogantes. La universidad pública ha refrendado que la expresión latinoamericana tiene momentos de esplendor y de desfallecimiento. Los desfallecimientos tienen que ver, desde luego, con las realidades que viven cada uno de sus países. Este momento que estamos viviendo influye en las posibilidades potenciales de reabrir una reflexión sobre esa expresión, en cada uno de sus países y en el nuestro.”
González hizo un análisis histórico de las reflexiones que se han hecho, a lo largo de la historia, sobre la “cuestión Latinoamérica”: “Ya el término es de una expresión vaga, periodística, universitaria, intelectual, que cobró fuerza sólo en estas últimas décadas.” Luego aseguró: “Las universidades públicas argentinas han estado en una posición de vanguardia al instigar una reflexión sobre el pensamiento latinoamericanista. Los argentinos recordamos la Reforma Universitaria en Córdoba, en 1918, que es de algún modo un espacio al que naturalmente concurrimos cada vez que hay que proveer mayores o más sutiles reflexiones para celebrar un gran ciclo en la larga historia del pensamiento latinoamericanista en nuestras sociedades. Pero todas las universidades latinoamericanas, y hay que decirlo, en gran medida por el impulso de la universidad cordobesa, son ámbitos muy porosos y susceptibles a pensar en su trabajo intelectual la cuestión latinoamericana.”
González propuso una historia de la reflexión sociológica por Latinoamérica, sobre todo en la Argentina y en Brasil, en las universidades de Buenos Aires y de San Pablo.
“Y Emir Sader, que es el primer invitado de la cátedra, proviene de la Universidad de San Pablo. Yo provengo de la Universidad de Buenos Aires, pero también de la de San Pablo, donde tuve el gusto de conocer a Emir Sader.”
“En Brasil, siendo yo estudiante, el ocaso de Dardo Rocha, con una apología desgarrada de la última dictadura brasileña, peleado con la lengua brasileña, un cineasta alegorista, el gran crítico de Fernando Enrique Cardoso, de la Sociología, y establece una contraposición: o sociología con el modelo estadounidense o cine. Para el cine, es un cine crítico, sociológico. Y es un gran latinoamericanista en su reflexión por el continente.” “Emir Sader –continuó González– pertenece al clima intelectual de la Universidad de San Pablo. Eso supone mucho. La formación que daba la Universidad de San Pablo era mucho más cosomopolita, yo creo, de la que daba la Universidad de Buenos Aires en los años setenta. Ahora sigue siendo un poco así. Por eso, las interrogaciones desde hace años, y ahora como director ejecutivo de CLACSO –desde hace dos años, creo–, por un lado un bastión de la reflexión anti-liberal. Es alguien que define con precisión una tarea latinoamericana: denuncia al neoliberalismo. Y lo segundo es que hace crítica, la funde en acciones políticas, donde se produce el empeño de transformación de los países que hacen a Latinoamérica.”
Además, según González, Sader dialoga críticamente con las izquierdas políticas, una acción elogiable, porque “a mí no me es fácil criticar a la izquierda cuando la izquierda no coincide con nuestras formas y convicciones de transformación social.”
Desde luego, las reflexiones sobre los gobiernos de corte popular estuvieron en el centro de las reflexiones de la presentación. Emir Sader centró su análisis en la realidad brasileña, y sólo tangencialmente en el resto del continente. Pero fueron muy citados los nombres de Evo Morales, de Hugo Chávez, de Rafael Correa, de Néstor y Cristina Kirchner y de Lula, muy celebrado por Sader. Sobre este último, Sader afirmó: “La izquierda no lo logra comprender.”
En un contexto atravesado por los bicentenarios patrios de los países del continente, González y Sader coincidieron en atender los desafíos en torno a un proceso de independencia aún no culminado. Para Sader, sin embargo, falta en América Latina una conciencia intelectual que dé cuenta de las transformaciones que se han producido en esta última década. “Y así no podemos comprender por qué Latinoamérica es tan importante hoy, es un proceso heterodoxo: hemos vivido golpes durísimos, ciclos de ascensos y caídas brutales. La intelectualidad está alejada de ese proceso. Cada vez menos se reproducen intelectuales comprometidos. Nosotros vamos a enormes congresos, pero esa enorme masa de conocimiento queda disperso.” Sobre todo en Brasil, porque en palabras de Sader es “donde la intelectualidad está muy cerrada en la universidad. Allá no tenemos siquiera Carta Abierta. No tienen presencia social, ni relación con los medios. Todo es La Nación. Todo es Clarín. Nosotros hacemos guerrilla, pero el ejército lo ocupan ellos, la gran prensa, la gran televisión: la derecha lo dirige todo.”
González y Sader señalaron, desde diversas perspectivas, que  América Latina tiene aún grandes cuentas pendientes. Si los próceres latinoamericanos reivindicaron la democracia como contenido de la República, ese impulso es un proyecto inconcluso. Los procesos de integración se orientan a transformar las condiciones de vida: el rumbo económico es todavía materia de cuestionamiento agudo. “Pero la solución es más Estado, no menos”, enfatizó Sader cuando apuntó a reflexionar sobre las distancias entre un Estado planificador y empresario y un Estado administrador y regulador; o una política abierta a la inversión extranjera o sospechosa ante lo foráneo.
Sader insistió especialmente sobre este punto. Lo ha hecho, por lo demás, en su último libro de ensayos titulado El nuevo topo, los caminos de la izquierda latinoamericana, donde analiza y juzga los aportes de los gobiernos populares en la región, teniendo muy en cuenta sus antecedentes históricos. Su interés pasa por combatir lo que él denomina la “noche neoliberal”, en parte enfrentada exitosamente por los cambios que se han producido en Latinoamérica durante estas últimas décadas: sobre todo merced al papel que han desempeñado los movimientos sociales.
“Los gobiernos progresistas de la región –señala Sader– se están valiendo del Estado para regular la economía, pero sobre todo para desarrollar políticas sociales. Mientras que los gobiernos de derecha privilegian un modelo neoliberal que no gusta del Estado, pero sí del mercado. El pensamiento crítico latinoamericano, que tiene una larga tradición, afronta desafíos.
En Brasil, donde reina un modelo de agronegocios, existe una dictadura de los medios de comunicación privados que pone en jaque el futuro político e histórico del país. Pero en Venezuela, en Ecuador y en Bolivia, por ejemplo, o como aquí, en su país, se está dando un nuevo espacio que es preciso aprovechar.”
América Latina, según Sader, sufrió de una década a la otra un cambio repentino: “En los ’90 fue el paraíso neoliberal, el continente con mayor aceptación y con más gobiernos de este tinte ideológico. Pero luego, la combinación de ciertos factores hizo que se genere una reacción al modelo y que surja una ola de gobiernos que salieron del Consenso de Washington y que volvieron a tomar la iniciativa. Este proceso tuvo que ver con la crisis del modelo económico en  México, en Brasil y en la Argentina. Pero además tuvo que ver con la política del gobierno Bush, y con la resistencia de los movimientos sociales latinoamericanos. Lo que se ve ahora es la resaca, lo que ha sobrevivido de esos años de consenso neoliberal.”
El debate en torno a la nueva Ley de Medios animó la charla. Para Sader “no es posible continuar con la manipulación mediática de los grandes conglomerados, que sólo les interesa fabricar una opinión pública que les permita seguir manteniendo el  modelo económico. La prensa privada latinoamericana constituye un circuito cerrado que condiciona lo que se denomina opinión pública, porque es una opinión selectiva que determina el mercado. Es como una dinámica  que se financia, no por la compra de los lectores sino por agencias. La prensa en Brasil es un monopolio: Lula ha hablado en contra de ese gran monopolio, pero no se ha comportado a la altura de sus palabras. Sin embargo, lo ha dicho, y eso es algo. En Brasil, las telenovelas son furor, y si no están las noticias, los noticieros, que no son mejores en cuanto a que hagan algo bueno con los espectadores.”
Más adelante agregó que “no hay democracia sin una opinión pública formada y la izquierda no tiene todavía un modelo. El tema, sin embargo, está planteado, ya hay una ley en la Argentina, y en Brasil se convocó a una conferencia sobre el tema  por primera vez. En América Latina, la división es clara: la derecha está agrupada alrededor del monopolio de los medios de comunicación; mientras que el pueblo vota por políticas sociales.”
Para Sader, es necesario un cambio en la estructura social que permita vencer el dominio del mercado audiovisual y periodístico, subsumido en un sistema mayor: “El capitalismo muestra sus límites, pero la construcción del anticapitalismo y del socialismo también han sufrido un retroceso brutal. Las transformaciones del neoliberalismo han generado fragmentación, son como obstáculos que pueden ser vencidos por una profunda lucha política. Creo que habrá un período de inestabilidad, si bien es cierto que el modelo neoliberal está agotado. Hoy por hoy lo que se plantea es la superación del neoliberalismo. En la medida en que se logre con desmercantilización, con creación de espacios para recuperar los derechos sociales, se estará avanzando en ese proceso.”

TIEMPO ARGENTINO

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